Vaya por delante que asumo que no desempeño mi labor profesional en un trabajo con un horario medianamente normal. Y vaya por delante que abuso de la paciencia de mi santa esposa siendo periodista, esa profesión que como me dijo un profesor en la carrera, «no tiene ni horario ni fecha en el calendario». Pero aún así, y teniendo en cuenta que de vez en cuando tengo la posibilidad de dejar la pantalla del ordenador y la libreta de notas antes de las ocho de la noche me gustaría que la mayoría de actos en Eivissa se programaran a horarios coherentes, ya no solo para mí sino para el resto de ibicencos que trabajan en, por ejemplo, distintos tipos de comercio.
Concretamente me refiero al estreno hoy del interesantísimo documental Pitiusas 1936-1939 del cineasta José Luis Mir que está previsto se proyecte en el Centro Cultural Cervantes de Sant Antoni a... las 19.30 horas. Señores del ayuntamiento creo, humildemente, que se equivocan. Creo sinceramente que no es la mejor hora para programar el estreno de algo ni en nuestra isla ni en ningún sitio. Si ustedes bajan a la calle y hablan con la gente, seguro que se darán cuenta que hay muchos ciudadanos que a esa hora están aún trabajando, mientras que si el estreno se pasara a las 20.30 horas posiblemente la afluencia sería mucho mayor y tal vez, de rebote, se podría potenciar la economía de algunos bares y restaurantes de la localidad que estarían encantados por acoger a los espectadores que acaban de salir. Sé que no es cuestión de cebarse con este ayuntamiento, que seguro que programa los actos con la mejor intención, y que yo no soy el más indicado para hablar debido a que sigo aquí, escribiendo este artículo a las 20.38 horas de la noche, pero por favor, no lo hagan por mí, piensen en el resto. Apuesten por horarios más normales. Todos se lo agradecerán.