Nuestras Islas de Ibiza y Formentera celebran con devoción y dignidad, honor y esplendor, la fiesta de la Virgen del Carmen, que será el próximo sábado día 16 de julio. En Ibiza en Vila, desde la Parroquia del Salvador en la Marina hasta el Puerto, en Santa Eulalia, en la Playa de Portinaix, en Es Cubells, en San Antonio,… Y en Formentera en Es Pujols o en Ses Salines esta fiesta es celebrada con gran participación del pueblo, de las dignas autoridades, de los navegantes.
Al acercase, pues, esta fiesta deseo invitar a todos a participar en esas expresiones con las cuales damos testimonio de nuestra fe, de nuestro amor a Dios y de nuestra confianza en la ayuda y la protección que nos da la Virgen María. Muchos de nosotros al acercarse esta fiesta recordamos que cuando éramos niños acudíamos a ella con nuestros padres y abuelos podemos tener presente la ayuda que para la fortalece de nuestra fe eso ha sido. Por eso, ahora, siendo conscientes, testigos y anunciadores de la alegría del Evangelio, una tarea irrenunciable de nuestra vida cristiana es la transmisión de la fe, especialmente a nuestros niños y jóvenes. Esa transmisión de la fe hay que llevarla a cabo en la vida y desde la vida. Por ello, educar a los niños y a los jóvenes en el cariño y en la devoción la Virgen María, en todas sus presencias y ahora será bajo el título del Carmen, patrona del mar, es un camino auténtico que tenemos para transmitirles nuestra fe.
Este año la fiesta del Carmen, la Patrona del mar, la vivimos dentro del Año Jubilar de la Misericordia. El pasado mes de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el papa abría en Roma la gran Puerta de la Misericordia, queriendo unir íntimamente el Año Jubilar de la Misericordia a la persona de la Santísima Virgen, a la que invocó como Madre de la Misericordia. Nadie como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios porque, toda su vida estuvo plasmada por la presencia de la misericordia hecha carne y en su compañía podremos entrar seguros en el santuario de la misericordia de Dios y participar íntimamente del misterio de su amor.
Fue en el Monte de las Bienaventuranzas en Palestina, mirando al Mar de Tiberíades, donde Jesús, nuestro Señor, pronunció aquellas sublimes palabras: «Bienaventurados los misericordiosos». Aquellas palabras de los labios de Jesús llegaron hasta nosotros a través de sus primeros discípulos, la mayoría pescadores y hombres y mujeres del mar. Hoy como ayer, la misericordia es el corazón del mensaje del Evangelio. San Juan Pablo II proclamó al mundo entero que la misericordia de Dios es la que da sentido a toda nuestra vida, y el papa Francisco recogió esa intuición y en este Año de la Misericordia nos propone la medicina de la misericordia divina para sanar nuestros corazones heridos por tantos golpes. Así pues, os animo e invito a todos los hombres y mujeres del mar, a todos los que celebraréis esta fiesta, a recorrer juntos con la Virgen bajo el título del Carmen este camino que nos lleva a la misericordia de Dios. Nuestro mundo necesita experimentar el consuelo de la misericordia de Dios porque nosotros, hombre y mujeres del mar, sabemos por experiencia propia que en las horas difíciles solo la misericordia de Dios nos da la verdadera paz.
Que vivamos todos una feliz fiesta de la Virgen del Carmen y que, como cada año, nuestras parroquias y nuestros puertos marineros expresen en ese día la alegría de sentir el cariño y la protección de nuestra Madre del cielo y con ella nos mantengamos unidos buscando una vida mejor y un trabajo digno para todos, siendo hermanos y amigos, hijos de la Madre de Dios que pasó a ser nuestra Madre.