De un tiempo a esta parte las cifras económicas que se manejan en Eivissa son sencillamente indignantes. Ya no les hablo de lo que se pide por un alquiler sino de lo que son capaces de gastarse muchas de las personas que vienen a visitarnos, sobre todo futbolistas, por disfrutar de sus vacaciones en las Pitiüses. La última noticia sobre este tema la publicaba ayer Nou Diari cuando se hacía eco de que la actriz norteamericana Kate Hudson estaba pagando la friolera de 72.000 euros a la semana por alquilar una vivienda que fuera de su gusto. Una cifra que, sin embargo, se queda corta si la comparamos con el medio millón de euros que ha pagado el futbolista Gareth Bale por alquilar la isla de Tagomago para disfrutar con su mujer, los 14.000 euros diarios que abonó Cristiano Ronaldo para navegar junto a sus amigos en el yate Asciari o los 7.800 euros al día que ha desembolsado Leo Messi por hacer lo propio en el barco Maiora Seven C. ¡Ah! y muy lejos de la botella de champán de 1,7 millones de euros que se presentó en Eivissa en agosto de 2014.
En fin, cifras que sencillamente se nos escapan a la mayoría de los mortales. Y más si tenemos en cuenta que en Eivissa también hay mucha gente que está en el polo opuesto sin poder llegar a fin de mes o sin poder comprar nada que llevarse a la boca. Porque señores, aquí también tenemos de esos. Y muchos más de los que nos pensamos. Sin embargo, todos esos no interesan. Será porque no van vestidos de blanco y de marca, no beben bebidas caras, no comen en los restaurantes de moda, no pagan un dineral por entrar a los locales más exclusivos o no navegan en los yates más lujosos. Será porque no forman parte de esa Eivissa que «representa a la perfección la mezcla de lujo, triunfo, glamour, elegancia, diversión y felicidad».