Comencemos reconociendo la dificultad de repartir 30 millones de euros cuando hay sobre la mesa tantas necesidades, tantas solicitudes y tantos condicionantes territoriales y políticos. Naturalmente hay muchos descontentos, pero es previsible que se hiciera como se hiciera, los hubiera de todos modos. Ahora bien, es comprensible que algunos alcaldes de Eivissa estén trinando porque se hayan hecho oídos sordos a sus proyectos. Ni un euro va a ir para las demandas específicamente por ellos planteadas. Si los tres alcaldes socialistas -Rafa Ruiz, Josep Tur y Josep Marí- no ponen el grito en el cielo, como sí hacen los populares Vicent Marí y Antoni Marí, es justamente para no causar más problemas a sus jefes de filas, no porque estén contentos con el reparto. No es de recibo que se haga trabajar a los ayuntamientos para elaborar proyectos, para luego pasar de ellos olímpicamente e ignorarles por completo. Dicen los populares que el Govern tira de lo recaudado con la ‘ecotasa' este pasado 2016 para pagar actuaciones que debieran hacerse con otros fondos, como la interconexión de la desaladora de Santa Eulària, que debería sufragar Abaqua. Es muy posible que a los ciudadanos esta polémica no les interese, pues lo importante es que salga agua buena de sus grifos y si es posible, a un precio razonable. Si el dinero sale de las arcas del Govern, de un ministerio o de lo recaudado por los hoteleros a los turistas, les trae al fresco. Pero que los ecologistas del GEN-GOB o la PIMEEF coincidan en sus críticas con el PP, es señal de que alguna razón tendrán los populares en este asunto. La interconexión ha de hacerse, pero no con este dinero, que bien podría destinarse a derribar las ruinas de Cala d'en Serra. Todos creímos que nuestros visitantes pagaban para esto, no para sacarle las castañas del fuego a Abaqua.
OPINIÓN | Joan Miquel Perpinyà
Pasando de los alcaldes
J. Miquel Perpinyà | Eivissa |