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OPINIÓN | Nito Verdera

Emisario de Botafoc

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El nuevo emisario de aguas residuales del municipio de Eivissa, que se ha construido en la zona de Botafoc, tiene una longitud de 2.037 metros, mil de los cuales están en el tramo terrestre y el resto se encuentra en el marino apoyado en el fondo, incluyendo los difusores que tienen una longitud de 126 metros y están dispuestos en forma de Y. Sustituye al emisario de Talamanca, que llevaba unos 30 años en funcionamiento y sufrió tres roturas en 2015. Así que los comerciantes, hoteleros y residentes en dicha cala deben estar muy satisfechos. Normal.
El Govern balear declaró la obra de emergencia y ha costado unos cinco millones de euros, que serán aportados a partes iguales por el Govern, el Consell Insular d'Eivissa y el Ayuntamiento de Vila. El nuevo emisario sale de Botafoc en dirección S.E. y verterá las aguas residuales pésimamente depuradas (hay que repetirlo continuamente) a una profundidad aproximada de unos 30 metros.
El problema de la contaminación que producen las aguas residuales en la costa y en el puerto de Eivissa no será solucionado hasta que los políticos de aquí consigan que se construya la nueva planta depuradora de aguas residuales en Sa Coma, necesaria por muchas razones, entre ellas acabar con la pestilencia y conseguir que las aguas que se viertan al mar estén bien depuradas. El objetivo prioritario del Ayuntamiento de Eivissa, en mi opinión, debería ser conseguir con urgencia una nueva depuradora puesto que el municipio y sus millares de residentes y visitantes merecen tenerla.

Transporte en autobús
Ante el colapso que sufren las carreteras ibicencas, la Conselleria de Movilidad ha creado una nueva línea de transporte público, la L50, que unirá cada 15 minutos el centro de Vila con los aparcamientos disuasorios del Gorg y de GESA, un trayecto que será gratuito, y también las zonas escolares y comerciales de Blanca Dona y Puig den Valls. Sin duda, el objetivo del Consell es que parte de los vehículos que circulan no entren en la ciudad de Eivissa y cabe esperar que la medida funcione. Sin embargo, veremos si los conductores dejarán sus coches y subirán a un autobús. ‘Visquem per veure'. Otras medidas ante el colapso circulatorio actual es que se ha pensado en reprogramar los horarios de los autobuses para evitar las quejas de los pasajeros y de los conductores. Mi opinión es que buena parte de la solución pasa por aumentar las frecuencias y el número de autobuses para que los conductores de coches privados entiendan y se convenzan de que viajando en bus no tendrían tantos problemas en las carreteras y que no se volverían majaran buscando un aparcamiento en la ciudad de Eivissa.

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