La retirada del partido liberal alemán (FDP) de las conversaciones para la formación de un gobierno «a la jamaicana» abre tres posibles escenarios: repetición de la Gran coalición, gobierno en minoría o convocatoria de nuevas elecciones.
No parece que la repetición de una Gran coalición sea probable, siquiera porque la bofetada electoral que recibió el SPD le ha llevado a rechazarla el pasado viernes y su vicepresidente ha declarado que su partido «carece de mandato para una nueva Gran coalición».
En cuanto a la posibilidad de un gobierno en minoría, parece remota tanto por la idiosincrasia de la Sra. Merkel como por el hecho de que sería un escenario inédito en la política alemana de postguerra.
Como señala Der Spiegel, las propias prescripciones constitucionales complican la vía a nuevas elecciones ya que, para empezar, hay que elegir Canciller, para lo que se requiere el voto de más de la mitad de miembros del Bundestag (la llamada «mayoría del Canciller»); de no alcanzarse, empieza una segunda fase en la que trata de obtener esa mayoría absoluta en un plazo de dos semanas … que puede sobrepasarse. Si esos intentos fracasan, empieza una tercera fase en la que basta una mayoría relativa para ser investido Canciller, pero quien sea así elegido puede ser nombrado Jefe de un Gobierno en minoría por el Presidente federal, a menos que éste no decida disolver el Bundestag y convocar nuevas elecciones a celebrar en el plazo de sesenta días.
Sea como fuere, la idea de un gobierno «a la jamaicana» (por los colores negro, verde y amarillo de la bandera de Jamaica) siempre se antojó poco realista, más que nada por las concepciones ideológicas diametralmente opuestas de verdes y liberales. Se sospecha que estos últimos nunca consideraron seriamente se pudiera llegar a un acuerdo, siquiera de mínimos, por el radicalismo de los verdes. En todo caso, la situación creada podría poner fin a los doce años de gobierno de la Canciller Merkel, a menos que consiga que sus apelaciones a la responsabilidad institucional de los socialdemócratas produzcan el fruto que, hoy más que nunca antes, desea.