Está en un tren y durante las horas de trayecto, el fenicio va tomando notas, mientras cruza una España reseca en forma de secarral sin apenas arbolado. Entramos ya en diciembre y aún no ha renacido la mala hierba que alfombra los campos improductivos de esta España partida en dos, una España rica con todos los privilegios, un España desleal que vive de explotar a los pobres del resto de España. Y otra España pobre, en el límite de subsistencia: esta es la España leal, empobrecida por leyes y reyes, que sabe que desde hace cientos de años el capital humano y el dinerario van a parar a Cataluña y a las Vascongadas.
El tren puede alcanzar los 300 por hora, pero casi da lo mismo porque en cosas básicas seguimos anclados en el siglo XIX. Y no parece tener solución. Como el mercado de alquileres de Ibiza y Formentera. Mientras esté la demanda sobredimensionada el tema no tendrá arreglo. Y cuanto menos intervenga el Govern Balear y los Consells pitiusos mejor, porque lo único que conseguiremos es empeorarlo, es decir, se armarán con personal contratado que no sirve para solucionar nada. O sea, nos seguirán subiendo los impuestos.
Con la farragosa crisis iniciada en 2007, por obra y gracia de ZP en su mayor parte, podríamos haber adelgazado las administraciones, bajado los impuestos y modernizado la gestión. Ha ocurrido todo lo contrario. De la crisis estamos saliendo a duras penas (¡pero no hemos salido!) y con unos cien mil empleados públicos más que antes. Dicen 72.000, pero son muchos más. Aquí no se quiere arreglar nada, sino cultivar el parasitismo y colocar a los ‘cuñaos' en cargos de confianza. El alquiler seguirá subiendo.
@MarianoPlanells