A dos semanas de la fecha fijada por Mariano Rajoy para constituir el Parlamento de Cataluña, se abre paso la idea de que las elecciones celebradas el pasado 21 de Diciembre no han resuelto el problema político de fondo. Problema que se deriva y resume en que hay dos millones de catalanes que no quieren formar parte de España. Un problema sin aparente solución dado que el discurso que alienta esa pulsión hunde sus raíces en el nacionalismo, ideología que coloca la identidad de los individuos por encima de su condición de ciudadanos. También sabemos que quienes reclaman la independencia de Cataluña son menos que quienes quieren seguir formando parte de España pero esa relación no se reflejará en la composición del futuro «Parlament» porque la actual Ley Electoral ha favorecido a los partidos separatistas. Con menos votos se pueden logar más escaños. El resultado de esa situación se está empezando a ver en las negociaciones para formar la Mesa del «Parlament». Pese a que Ciudadanos (Inés Arrimadas) fue el partido más votado, no va a conseguir la presidencia de ése órgano que puede ser decisivo en el funcionamiento de la Cámara autonómica. Aunque los separatistas andan a la greña queriendo imponer los de ERC a Oriol Junqueras como candidato para presidir la «Generalitat» y los de JxCat al huido Carles Puigdemont, entre ellos existe un pacto de hierro previo a la actual disputa. Pacto que se traduce en una reedición del aquél «cordón sanitario» que pretendía extrañar al PP de la vida política catalana. Ahora a quien pretenden aislar es a Ciudadanos. Ante semejante maniobra Inés Arrimadas debería anunciar ya que está dispuesta a presentar su candidatura para presidir la «Generalitat». Es el momento de concretar el trámite de la investidura. En política, además de la aritmética parlamentaria, cuenta y mucho, el arrojo. El discurso de investidura sería la ocasión para exponer un programa de gobierno con soluciones para los problemas reales de la gente. Y, de paso, para arrebatar a los separatistas la delantera en el relato político. Sí Arrimadas no da el paso, habrá desaprovechado una oportunidad de oro.
OPINIÓN | Fermín Bocos
Una oportunidad de oro
F. Bocos |