De acuerdo. Pongamos que todo es un montaje del PP y de lo que ellos llaman tan alegremente la «derecha mediática», pero ¿no han pasado ya los días suficientes para que Alfonso Molina dé las explicaciones oportunas sobre las duras acusaciones vertidas por el SOIB? ¿No cree el alcalde de Vila que es suficientemente grave que el responsable de Hacienda de su gobierno sea acusado de incrementar costes de cursos de parados de «forma ficticia y fraudulenta»? Si todo es un montaje, como esgrime Ruiz, ¿no debería reprochárselo a su compañero de partido y portavoz, Iago Negueruela, en lugar de inventarse teorías de la conspiración que no son más que una cortina de humo ante la grave crisis que tiene sobre su mesa? ¿De verdad cree Ruiz, y también Ribas, que no valdría más la pena apartar a Molina para no salpicar a todo el gobierno con este asunto tan feo?
Actuar como las avestruces no suele dar buenos resultados en política. Al final, y siempre hay un final, las cosas caen por su propio peso y el tema de Molina no es ningún montaje, ni ninguna campaña orquestada, de esas que tanto gustan a Ruiz cuando no está implicado el PSOE.
No es admisible ni presentable que Molina no dé unas explicaciones convincentes, ni tampoco que un comunicado oficial del Ayuntamiento de Eivissa pida que se ponga punto y final a la «injusta» investigación del caso ‘Eivissa Crea'. Si es injusto o no ya lo dirán los jueces. Y si Molina es culpable o inocente, también lo dirá un juez, no Ruiz y su departamento de propaganda. Pero lo que ya tenemos sobre la mesa, y no es un asunto menor, son los tejemanejes del edil con sus empresas y los cursos para parados. Por mucho menos los de la «banda del salami» dieron explicaciones y dimitieron. Mientras, seguiremos esperando a Molina.