Leo íntegramente el documento de Prou! y me vienen a la cabeza aquellas imágenes de Estados Unidos de los años 50 y 60 cuando los ciudadanos de color negro no podían utilizar el mismo transporte que los blancos, ni entrar en los mismos bares, ni por supuesto acudir a los cines, ni vivir en los mismos barrios. Le llamaban ‘apartheid’ y me temo que es lo que quieren aplicar los responsables de esta plataforma, con toda su buena fe del mundo, por amor a la isla, por miedo a la saturación, pero sin pensar que estamos ya en pleno siglo XXI, que hay cosas que no se puede hacer, como por ejemplo que haya transporte público solo para turistas y otro para residentes. ¿Y los que no son residentes y llegan a Ibiza por trabajo? ¿Qué régimen adoptarían? ¿O también habría un bus exclusivo para ellos? Cuando a alguien le entra un ataque de amor a su tierra y le molestan los que no son originarios de ella le recomiendo que haga un ejercicio muy simple. Que piense que va a cualquier parte del mundo y los ciudadanos de aquel país le hacen sentir diferente, sin los mismos derechos. Por no hablar de la propuesta de que el transporte pesado circule a determinadas horas para que no molesten a los residentes, lo que obligaría a repartir los refrescos, o la carne, o la compra de los supermercados, a las dos de la madrugada. Hay medidas que mejor las tomamos a broma porque si nos ponemos serios resultan bastante preocupantes.
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