Para bien de nuestros órganos internos, las fiestas acabaron con la llegada de los reyes magos. Curiosos personajes entrados en carnes a lomos de un camello y luciendo con pompa sus parafernalias reales. Reyes que solo reinan en la engañifa colectiva que anualmente aceptamos todos para esconder a los verdaderos reyes: papis, titos, güelos... Me pregunto: ¿dónde reinan y como los Reyes Magos? ¿Heredaron el titulo o lo tomaron por la fuerza?. El nuestro es un país de reyes, tenemos dos. Uno emérito y el otro ejerciente. El ejerciente ha llegado al cargo como parte de la herencia en vida. El emérito llego por obra y arte de Don Francisco que a su vez llegó a la jefatura del estado a sangre y fuego, dejando tras de sí miles de muertos. Aún así, durante muchos años la Casa Real ha sido una institución generalmente respetada y que contaba con el aprecio y admiración de muchos de sus súbditos. Ocupaban minutos de televisión, páginas de revistas y eran recibidos con vítores como aquellos de un lejano 1994 de su visita a Ibiza y Formentera.
En aquel año el Centro de Investigaciones Sociológicas publicaba una encuesta en la que la mayoría de los españoles elogiaba la labor de la Corona. En concreto, el 25,9% de los ciudadanos creía que su labor era muy beneficiosa, el 48,9 bastante beneficiosa y, el 11,2% que era poco beneficiosa. En 2019, el CIS ya no pregunta por la Corona, pero los estudiantes universitarios si organizan referéndums sobre la abolición de la monarquía con resultados aplastantes a favor de una república. Ciertamente los escándalos que se han producido en los últimos años en torno a la Casa Real han sido extraordinarios. Lo que ha cambiado entre aquel lejano 1994 y este 2019, ustedes ya lo saben. Lo que va a cambiar en el futuro inmediato en este sentido, nadie lo sabe.