La actual plantilla del Portmany ya forma parte de la historia viva del club. Si el fútbol son goles, los suyos lograron devolver al equipo de Sant Antoni a Tercera División, una liga que seguramente jamás tendría que haber dejado, en la segunda eliminatoria del play off de ascenso ante el Rotlet Molinar. El equipo ha sido capaz de que capitalizar el esfuerzo de toda la temporada en un éxito rotundo, algo que no siempre sucede en el deporte.
No cabe duda de que existe mucho trabajo detrás de los confetis que rodean a los goleadores. Sería injusto olvidarse de cualquier persona que haya puesto su grano de arena para que la afición portmanyina pueda disfrutar de la Liga balear la próxima temporada. Mi felicitación y reconocimiento más sincero para todos ellos.
Pero el trayecto no acaba aquí. La historia del club cierra un capítulo vibrante, pero abre otro más apasionante si cabe. Son muchos los equipos que han cogido el ascensor al cielo para, una temporada después, volver a caer en desgracia. El trabajo para la directiva será mucho y el compromiso deberá ser máximo ante este nuevo reto. El día después de una celebración comienza una tarea compleja, aunque seguramente se llevará a cabo sin problemas si se hace con el mismo cariño y rigor que se ha visto hasta la categoría Regional.
En este nuevo escenario, el resto de actores que jugamos este partido debemos ponernos el mono de trabajo para unir esfuerzos y crear sinergias positivas. No podemos permitir que la dedicación de tanta gente sea en vano. Los empresarios y todos los aficionados al fútbol debemos aportar nuestra cuota de esfuerzo para que los cimientos del nuevo edificio del Portmany sean lo más sólidos posibles. De ello depende que nuestro equipo sea querido y respetado por todos los terrenos de juego de Balears. Nos toca hacer nuestra parte, no podemos fallar porque también somos el Portmany. Sólo así el equipo será el ejemplo de la unión de todo un pueblo.
¡Visca el Portmany!