Formentera entra hoy en la fase dos de la desescalada por el Coronavirus y todo hace prever que el resto de las Baleares pasen a esta nueva situación la próxima semana.
A partir de hoy en la pitiusa del sur las reuniones sociales podrán ser de hasta quince personas.
No hay mercados ni centros comerciales, con lo que en ese sentido nada nuevo aporta esta fase dos.
Los bares y restaurantes podrán abrir sus interiores, con un aforo permitido del 40%, pero convendrán conmigo que con este tiempo lo que apetece es la terracita.
A las bodas podrán ir un máximo de 50 personas en espacios cerrados y 100 al aire libre, pero tampoco está la cosa, como para ponerse ahora a montar un «bodorrio».
En general, más allá del titular, en poco cambia esta nueva fase el día a día de los residentes de la isla. La idiosincrasia propia de un territorio con muchas peculiaridades, ha hecho que muchas de las medidas que se han tomado pensando en el ámbito del territorio nacional, hayan acabado resultando absurdas para su aplicación en Formentera.
Lo de la prohibición del baño en el mar es de traca, no poder salir a pescar ha sentado fatal a los centenares de isleños que tienen su «llautet» esperando en el varadero, mientras han podido discutir sobre esto en la terraza de un bar.
A principios de mes, el gobierno cambió de opinión y permitió atender los huertos de auto consumo, que en Formentera tienen una larga tradición. La prohibición de «ir al huerto» era inexplicable.
Está claro que para el gobierno central, es complicado pensar en las peculiaridades de cada uno de los territorios para aprobar medidas especificas, pero escuchar y consultar a las administraciones de proximidad, pudiera haber ayudado.
Bueno, me voy a dar un baño!.