El regreso de los ferrys a San Antonio es peor que un crimen, es una tremenda estupidez. El alcalde Marcos Serra no puede lavarse las manos sobre la decisión de la cual depende el futuro inmediato de Portmany y cargar la culpa sobre Ports IB. El pueblo exigirá responsabilidades. Y si está a favor (no puedo creerlo) que explique por qué, aunque dudo que convenza. El alcalde debe tener en cuenta la opinión de colectivos ciudadanos, pescadores, medioambientales, hoteleros e incluso anteriores alcaldes de su propio partido, como Toni Botja y Pepe Roselló, que se han manifestado claramente en contra de la llegada de los ferries.
Escudarse en un supuesto interés oscuro de Pepe Cires y el Club Náutico para que no vengan ferrys es absurdo. ¡Interesa a todo el pueblo! La bahía es el pulmón de San Antonio, su mayor lujo, y hay que mimarla para resurgir turísticamente. No me cansaré de decir que San Antonio es la mejor localidad geográfica de las Pitiusas, pero la llegada de tales ferrys sería un suicidio para tantas buenas posibilidades que tiene para renovarse. En la coqueta bahía contaminan, atascan, encallan, son antiestéticos, provocan un peligroso efecto tsunami y suponen muchos más daños que beneficios.
¡Ah si el alcalde se mostrara combativo contra la estúpida medida! Encontraría un apoyo ciudadano formidable y el pueblo ganaría la batalla. Sé que a Serra le gusta bucear y se implica en labores de limpieza ecológica. Pues que aproveche la oportunidad soñada para un alcalde moderno que pelea por los intereses de su pueblo.
Y nadie niega que los ferrys cumplen una labor fundamental con el transporte de pasajeros y mercancías. Para ello tienen el puerto de Ibiza especialmente preparado. Que vengan a San Antonio es un sinsentido.