Estoy bastante preocupado por la situación de la Covid-19 en la isla de Ibiza. Los datos que se relatan a diario suben un grado exponencial el peligro que ya existe con este virus diminuto. Las noticias que a mí me llegan por parte de los profesionales sanitarios no son buenas. Que el hospital Can Misses está al borde del colapso es una auténtica realidad. Eso lo he visto con mis ojos, no en el telediario. ¿Por qué hemos llegado a esta situación en Ibiza? Les diré un refrán que les dará la respuesta al instante: Ande yo caliente, y ríase la gente. ¿Saben de qué hablo?
A una parte de la población le da exactamente igual lo que está pasando. Estas personas van por la vida como si fueran más que los demás, como si vinieran de una casta sagrada, y no cumplen las normas porque sí. Los demás somos unos pobres pringados. A estas alturas es humillante que haya gente que olvide el uso de la mascarilla por su salud y la de los demás. Lo podemos ver a diario en la vía pública. Incluso, he llegado a ver con mis propios ojos cómo más de una persona se ha quitado la mascarilla para hablar o estornudar en el hospital. ¿Qué tiene que ir la Policía como si fuéramos lelos para decirnos que estamos incumpliendo las medidas sanitarias? Es humillante.
Con un virus que no vemos, que es más o menos peligroso, que se transmite por el aire y que mucha gente acaba en la UCI, ¿no deberíamos tener cultura de la responsabilidad y hacer un esfuerzo común? Los datos no son malos solo por la mala gestión de los gobiernos, también por cómo somos nosotros. ¿Qué ejemplos damos como sociedad? El virus del egoísmo lo vamos a pagar todos. Cuídense.