Toca analizar, nobleza obliga, los resultados de las elecciones de la Comunidad de Madrid donde el varapalo al proyecto socio-comunista de más impuestos, control sobre los medios visuales y prensa, chiringuitos ideológicos, multiculturalismo, fiesta LGTBI, chochocharlas para niños, semáforos tuneados con muñequitos con falda y homenajes a los fusilados y mártires de la Guerra Civil ha sufrido un guantazo de tal magnitud que solo tiene parangón en cuanto a lo perdido con la batalla de Bicoca donde un ejército compuesto por franceses, venecianos y mercenarios suizos sufrió aproximadamente 3.000 bajas frente a ninguna de los imperiales españoles y germanos a los que arremetieron una y otra vez con una tozudez suicida. Sí, de ahí viene la exclamación, menuda bicoca, que a la postre es lo que ha resultado ser para el partido de Casado el maestro de la estrategia que ideó la moción de censura en Murcia. Vamos por partes, qué es lo que hay que destacar de los resultados de las distintas formaciones:
Ciudadanos, se ha suicidado a cámara lenta, la inoperancia de sus 36 diputados en Cataluña, los resultados desastrosos en las elecciones autonómicas en dicha Comunidad, la mezquina moción de censura en Murcia y su acercamiento libidinoso al PSOE confirman que si uno quiere hacerse el Harakiri correctamente, debe de utilizar una Katana con la hoja bien afilada y no un cuchillo de postre oxidado, ahora solo les queda ir vertiendo vísceras y sangre en una agonía que concluirá con su fallecimiento en las próximas Generales.
Más Madrid (que para el caso viene a ser menos Madrid o, absolutamente nada, dado que es irrelevante la suma de los diputados de izquierdas), demuestra que la gente agradece los discursos menos agresivos y apocalípticos bien diferenciados de los que vomita su hermano gemelo de Podemos, no obstante, el que un partido de ideología comunista se convierta en la segunda fuerza de una de las ciudades más importantes de Europa, es para requerir la presencia de un ejército de profesores de párvulo, psicólogos, parapsicólogos, incluso expertos en etología.
Podemos, qué decir de los que venían a acabar con la casta y las puertas giratorias (¡pues que las han hecho girar con tanto ahínco que han terminado por provocar huracanes!). Así es, el macho Alfa ya tiene el chalet con casita de invitados, laguito con peces de colores, nanny del Partido y a Fermín de chófer (además de una paguita de 5.700 euros durante 15 meses mientras pule su futuro de casta con el ínclito Roures). Que haya quedado cuarto en su querido ValleKas seguro que le llena de zozobra mientras recuerda desde la ventana de su casoplón aquel pisito de estudiante donde empezó la lucha revolucionaria. Solo los cabestros y los que sueñan con tener un chalet como el del líder pueden ignorar que ya hace mucho que pasó la cresta de la ola del 15 M y que nadie, salvo los mencionados, compra ya su discurso de barrio obrero, lucha antifascista o se plantea asaltar el cielo con los que cada vez acumulan más tierras y servidumbre. ¡Vete y no vuelvas nunca!
PSOE, o mejor señalar la campaña táctica de Pedro Sánchez, porque nombrar a Ángel Gabilondo como que da hasta un poco de pena (posiblemente hoy le haya preguntado a su mujer si sabe cuándo acaban las elecciones) y no es de caballeros endosarle culpa alguna (¡a él, que se le conoce como el ausente!) cuando ha sido el aprendiz más chusco de Maquiavelo el que desde la Moncloa ha destrozado su campaña por más que ahora se esconda tras los visillos de Ferraz asustado por la gamberrada que ha hecho. Es lo que tiene poner ególatras a ejercer funciones de estadista, la jugada maestra del trueque de cargos en Murcia deja al Ícaro del Falcom por los suelos y con un porvenir más que negro de cara a las próximas elecciones Generales.
Partido Popular, ebrios, momentáneamente de éxito, van pariendo líderes y versos sueltos al calor de las encuestas en un partido sin ideología concreta y con escasos principios morales, líderes que posiblemente ya están afilando sus cuchillos para traicionarse entre ellos cuando llegue el momento oportuno; Feijó, Casado y, ahora, la señorita Ayuso, incluso el chiquitín de Aznar, desde las sombras (todos con formas y discursos distintos), contemplan el milagro del leproso sanado tras las elecciones catalanas y a buen seguro que han comenzado a mascullar cábalas sobre la grandeza de su destino. Lo he dicho varias veces, no puede amar España aquel que defiende el expolio sistemático de su riqueza y la discriminación que para los españoles supone el Estado de las Autonomías.
VOX, pese a que se intenta dar la sensación de lo contrario, no solo ha mantenido el tipo ante el vendaval Ayuso y la campaña de desprestigio del universo mediático, sino que sale reforzado (pese a quién le pese) de una contienda electoral tan polarizada. Es decisivo a la hora de aprobar los Presupuestos y la mayoría de leyes y, al desaparecer Cs, queda como el único aliado con el que cuenta el PP (si no quiere hacerle carantoñas al PSOE, que todo es posible en el mundo del sado), logra un diputado más y aumenta el número de votantes en 40.000 personas. Pero, eso no es lo más relevante, lo verdaderamente importante para un partido cuyo único propósito es el de servir a España, es que nuestro proyecto inamovible empuja al PP a copiar varias de nuestras propuestas y endurecer paulatinamente su discurso (discurso ideológico del que carece y que resulta totalmente distinto según la Autonomía en la que se presenta) en temas como la educación de nuestros hijos, el derroche político (Ayuso acaba de anunciar que va a eliminar varias consejerías) la seguridad ciudadana, inmigración, impuestos y chiringuitos ideológicos. A modo de epitafio, la izquierda debería empezar a entender que al pueblo llano el general Lister, la batalla del Ebro y las vicisitudes de Eustaquio Bermúdez en el maquis se la trae tan floja como los 38 géneros humanos que ha descubierto la progresía y que lo que verdaderamente reclama es pan, seguridad y recuperar la dignidad de ser algo más que un número en la trituradora de Hacienda. Porque, si hay algo que cabe señalar de los resultados del martes, es que el mantra de que vienen los fachas y del peligro de que la ultraderecha tome el poder provoca tanto miedo en el pueblo llano como el que se le suelte un: “pórtate bien o vendrá el coco” a un grupo de quinceañeros. No es que hayamos pasado, es que nos habéis llevado en volandas vosotros con vuestras majaderías de autodeterminaciones de género, fosas comunes, guerra de sexos y algoritmos machistas y opresores. Porque, pese a vuestros lloriqueos y amenazas, en Madrid el rodillo que os ha pasado por encima no ha sido el fascismo, es el de la sensatez y la España que trabaja para tener un futuro digno.