«Que no vengan los mismos turistas que en 2019 sería una buena noticia». Esta frase la ha pronunciado Juan Pedro Yllanes, conseller de sectores productivos del Govern balear.
Aunque sea una frase inoportuna con los tiempos que corren, me temo que Yllanes es uno de esos políticos que preferiría perder miles de turistas cada año porque cree que son los grandes responsables de los males de Baleares. El sevillano Yllanes, juez de profesión y con un sueldo asegurado de por vida (se lo ha ganado y no hay nada que decir), no está insultando a los empresarios turísticos que esperan como el maná a los turistas sino a todos aquellos trabajadores que llevan más de un año en ERTE y una buena temporada sería una gran oportunidad para empezar a recuperarse económica y socialmente. Yllanes, que dice representar con Podemos a los trabajadores, a las personas desfavorecidas, y también a los inmigrantes ilegales, salió poco después de declararse el estado de alarma en marzo de hace un año para decirnos que nos nos preocupáramos, que había alternativas al turismo.
Llegó a decir que la instalación de placas solares podría ser la gran solución ante la falta de turistas y anunció la creación inminente de 17.000 puestos de trabajo. Para Yllanes y compañía las empresas de instalación de placas solares tenían que surgir como champiñones en todas las ciudades y pueblos de Baleares, y los ciudadanos harían cola para tener trabajo. Como lamentablemente de ilusión no se vive, el plan Yllanes, el nuevo ‘rey sol' de Baleares, ha sido un fracaso y por supuesto no ha sido ninguna alternativa al turismo. Un año después de seguir ocupando su cargo en el Govern, y sin noticias de que haya hecho algo de provecho, Yllanes ha demostrado, además de una nula empatía con los ciudadanos, que prefiere la miseria al turismo. Y lo peor de todo es que Armengol ni siquiera haya salido para rectificar a su conseller.