Acabo de pasar unos días de vacaciones en la Península. De desconexión familiar visitando parte de la Comunidad de Madrid y la provincia de Cuenca. Lugares que aunque suene extraño no conocía aunque están relativamente cerca de mi casa. Me ha encantado recorrer con el coche carreteras con vistas preciosas y descubrir parajes, ciudades y pueblos que se podrían elegir para una película de cine y comprobar una vez más que España está, en cierta medida, infravalorado. He viajado bastante fuera de España, menos de lo que querría, y he visto lugares y he conocido gente increíble pero cada vez más me doy cuenta que aquí tenemos de todo. A veces te hablan de un decorado de la serie de Juegos de Tronos en Croacia o Islandia y todos alucinamos, cuando en la ciudad de Cuenca tenemos algo muy parecido o, incluso mejor. De bosques y lagos increíbles de Escocia o Irlanda, cuando en Madrid tenemos el embalse de Santillana, con su castillo de Los Mendoza,y sus atardeceres espectaculares.
O de ciudades amuralladas de Francia cuando a media hora de la capital está Buitrago de Lozoya o de África cuando en la Serranía de Cuenca está la Ciudad Encantada donde, por cierto, ya se rodó Conan El Bárbaro cuando Arnold Schwarzenegger era casi un niño. Y eso por no hablar de nuestra gastronomía, nuestra cerveza artesanal y nuestros vinos. Sí, se que parece una campaña pagada por Fitur pero creo que España es un país repleto de rincones maravillosos aptos para todos los públicos y edades. Y si no, que se lo digan a Aitor que, con casi cinco años no ha parado de reír ni disfrutar como el enano que es. Espero que recuerde para siempre como subió y bajó cuestas, como descubrió piedras con forma de perro, foca, barcos o cara de hombre, las tardes con sus primas, la Tata y Che María o como jugó con su Lala, por la que siente devoción. Y, sobre todo, cómo aprendió a cantar Que Difícil es Hacer el Amor en un Simca 1000 mientras descubría una España en cierta manera infravalorada.