Ha empezado ya la tan esperada temporada de verano después de haber pasado en blanco la del año pasado y, si bien el principal emisor de turismo a nuestras isla, el Reino Unido, sigue sin aprobar los viajes a Baleares, lo cierto es que sí han empezado los vuelos con origen en Alemania y Holanda. Por lo tanto y a la espera de los británicos; son los alemanes, holandeses y españoles los que conforman el grueso de nuestros visitantes.
Son numerosos los esfuerzos que se vienen haciendo para promocionar nuestras islas como un destino turístico seguro y lo cierto es que las cifras del indice acumulado a 14 días que viene ofreciendo Baleares, permiten que de momento pueda flotar en el ambiente un cierto grado de optimismo. Ahora bien, cualquier tropiezo por pequeño que pueda ser, podría dar al traste con todo el esfuerzo que se haya podido hacer hasta la fecha.
Desafortunadamente en la semana que acaba hoy, la noticia de portada de todos los medios de comunicación ha sido precisamente uno de esos peligrosos tropiezos. Ha aparecido un macro brote con Mallorca como lugar de inicio. Se trata de un viaje de estudios con cientos de estudiantes de varias comunidades autónomas que han recalado en la mayor de las islas de Baleares.
Son ya más de cuatrocientos los casos confirmados al regreso del citado viaje y repartidos entre unas seis comunidades, llevándose la palma en el número de nuevos positivos la Comunidad de Madrid.
Lo primero que a uno se le ocurre es pensar que como puede haber ocurrido algo así, si en esos momentos se seguía manteniendo la necesidad de presentar una prueba negativa o el correspondiente certificado de vacunación para entrar en nuestras islas a través de nuestros aeropuertos y puertos. Todas las dudas se disiparon conforme se fueron conociendo datos relativos a la estancia de los estudiantes en Mallorca. Según confesaron ellos mismos su programa de actividades estaba repleto de asistencias a botellones de todo tipo sin ningún problema y de diversas excursiones, todo ello sin el más mínimo control de las medidas de seguridad sanitaria vigentes en nuestra Comunidad Autónoma.
Sin duda es una nefasta foto del comienzo del verano para el sector turístico. Mal vamos si el ejemplo de cientos y cientos de turistas infectados al regreso de sus vacaciones en nuestras islas, es lo que se vaya a trasladar al resto del estado español y al resto de Europa. Este es uno de esos pequeños (o no tan pequeños) detalles que pueden dar al traste con la previsión de recuperar una cierta normalidad en este verano de 2021.
Otra novedad que ha empezado a aplicarse este mismo fin de semana es el fin de la obligación de llevar la mascarilla en el exterior, siempre que se pueda mantener una distancia de seguridad de un metro y medio como mínimo y por lo tanto no haya aglomeraciones de gente en un mismo punto. La noticia en sí misma podría parecer buena, si bien no esta exenta de riesgos importantes. Sirvan como ejemplos ademas del tema de los estudiantes de vacaciones en Mallorca, los diversos problemas que la noche de San Juan provoco en diversas ciudades del territorio nacional. Botellones desbocados, miles de personas apiñadas en determinados lugares y sin respetar ninguna de las medidas en vigor y, lo que es todavía peor sin ninguna capacidad de hacer cumplir estas normas en la mayoría de sitios por parte de las fuerzas de seguridad.
La deducción de todo ello es fácil y preocupante y no es otra que si con medidas de seguridad en vigor, esta claro que no se tuvo la capacidad de controlar los botellones y las excursiones totalmente irregulares de los estudiantes que estaban de vacaciones; qué se puede esperar que ocurra una vez que esas medidas dejen de ser obligatorias y se dependa del civismo que cada uno este dispuesto a demostrar. Posiblemente todas las administraciones deberían centrarse en como evitar ese tipo de desmanes, más que en verse en la necesidad de tener que tomar de nuevo medidas mucho más restrictivas que pongan en peligro de nuevo la temporada de verano.
El camino para llegar hasta aquí ha sido muy duro, no cerremos los ojos ante las señales de aviso que empiezan a llegar. Siempre es preferible prevenir que curar.