Qué lástima que el general Emilio Alonso Manglano no se pasase por Ibiza en los años 80 y 90. Seguro que sus agendas serían todavía más divertidas que las que estamos leyendo estos días en el diario ABC gracias a la formidable labor de investigación (libro editado mediante) de los periodistas Javier Chicote y Juan Fernández-Miranda. Entre los papeles de Manglano y los Papeles de Pandora, que publica El País, estamos estos días en un nivel de información que no me da la vida para gestionar tanto mamoneo.
No se salva nadie. Ni la monarquía, que se llevaba calentitos cinco millones de pesetas al mes a cuenta de los fondos reservados, ni cantantes, escritores de Nobel, súper modelos, actores, políticos, deportistas… personajes muchos de ellos, que son tomados como ejemplo en libros de texto o en entrenamientos de chavales pequeños por sus modélicos comportamientos.
Por no hablar de la desilusión de Margarita Robles, la única que parecía tener algo de sentido común en este Gobierno de locos y que está, según parece, hasta el cuello de algo muy feo aunque intentó «no dejar rastro». Y más allá de la grandísima información y revelación de ambos trabajos de investigación, lo más importante de ambas situaciones es la recuperación, por parte de muchos sectores, del crédito en el periodismo.
El buen periodismo. No olvidemos que para que los Papeles de Pandora viesen la luz, ha sido necesaria la colaboración de 600 periodistas de 117 países. Una labor hasta ahora inédita de coordinación en una investigación periodística, que espero sea el ejemplo verdadero que se enseñe en las escuelas. Del tema de que Hacienda se ponga ahora a investigar a los españoles implicados en la supuesta evasión de impuestos después de haber sido revelados por El País, ya hablaré otro día. Porque seguro que a más de uno, le han investigado por mucho menos, mientras se les escapaban los millones de los grandes defraudadores por los dedos.