Hay diversos problemas que se pueden considerar cíclicos y que aparecen y desaparecen con una facilidad que ya resulta alarmante. Unos de esos problemas que van y vienen es sin duda la regulación del transporte marítimo entre las Pitiusas, que, coincidiendo con el cambio de la temporada de verano a invierno, año tras año aparece como noticia de actualidad.
Este año no ha sido una excepción y esta misma semana ha vuelto la problemática de los horarios de los barcos que unen las dos islas. La compañía Transmapi, coincidiendo con la actualización de los horarios de cara a la temporada de invierno, anunció la supresión del barco de las 22.30 horas con salida desde Eivissa, con lo que los usuarios se han quedado con la salida de las 21.30 como última opción para el regreso a Formentera.
Rápidamente, el anuncio de la naviera fue portada en todos los medios de comunicación locales y la reacción del Consell Insular fue inmediata, emitiendo el correspondiente comunicado de protesta por la noticia. El diputado en el Parlament Balear se apresuró a presentar una pregunta oral en el pleno con el objetivo de pedir explicaciones al conseller del ramo y que así se visualizara su preocupación por los problemas de los residentes en Formentera.
La reacción del Consell y del diputado es la que cabe esperar de nuestros representantes en las diversas instituciones, pero, sinceramente, ya carecen del menor mérito si tenemos en cuenta que se protesta y se piden explicaciones sobre algo que viene ocurriendo sistemáticamente cada año y, por lo tanto, no se trata de ningún problema nuevo; más bien suena a problema enquistado. Partiendo de esta base, vale la pena hacer un recordatorio de la situación en su contexto real.
La única posibilidad para entrar o salir de Formentera es por vía marítima, de aquí la especial importancia que este transporte tiene para los residentes en esa isla. El tema de los horarios no es más que uno de los muchos problemas que afectan a la pitiusa menor, ya que no podemos olvidarnos del intenso tráfico que hay entre las dos islas durante la temporada de verano, la afectación que el mismo tiene sobre las praderas de Posidonia Oceánica (patrimonio de la humanidad) y, por lo tanto, la urgente necesidad de regular debidamente las frecuencias de las diversas navieras que prestan este servicio de transporte.
Dicho todo ello, no podemos olvidar que, con la idea de regular debidamente todas esas circunstancias y situaciones, en noviembre de 2010 se aprobó en el Parlament la Ley de Ordenación del Transporte Marítimo de las Illes Balears, que se publicó en el BOIB con fecha 13 de noviembre de 2010 y que entró en vigor el 13 de enero de 2011. Dicha ley dispone en su disposición final primera y bajo el título de Desarrollo reglamentario que «el Govern de les Illes Balears dictará las normas reglamentarias y disposiciones administrativas que requieran el desarrollo y la aplicación de esta ley en el plazo máximo de seis meses desde su entrada en vigor».
Por lo tanto, parece claro que la noticia del nuevo acuerdo temporal del conseller del Govern con la naviera en cuestión para que se recupere la salida de las 22.30 a partir del próximo lunes está muy lejos de poder considerarse por parte del conseller Marí y del diputado Sanz como un éxito de la capacidad de trabajo de ambos. Once años han pasado ya desde la aprobación de la ley y el propio Govern lleva diez años y medio de retraso en la aprobación del reglamento que permita la aplicación íntegra de la normativa que entonces se aprobó.
La obligación de los cargos públicos es la de trabajar con diligencia para resolver los problemas de nuestros conciudadanos y cabe esperar de ellos que centren todo su interés en coger el toro por los cuernos y busquen la forma de redactar y aprobar un reglamento que lleva casi once años de retraso. Así que menos euforia por el simple recambio de una tirita que se aplica sobre una herida que lleva años y años sangrando y más demostrar la voluntad y capacidad para resolver de una vez por todas un grave problema.
Hasta ahora solo hemos visto conformismo en el diputado o diputada por Formentera y un escandaloso pasotismo por parte del Govern.