En los medios de comunicación hace unos días que nos informan que los suministradores de juguetes de Papa Noel y los Reyes Magos pueden tener problemas de abastecimiento. Así que algunas familias están adelantando las cartas de navidad con las peticiones de los más pequeños de la casa. Con independencia de las creencias de cada familia y el destino de sus deseos, el hecho de escribir una carta al final del año es muy positivo.
Redactar la carta de navidad con nuestros hijos les puede ayudar en tres aspectos concretos:
En primer lugar, nos da la posibilidad de valorar con ellos como ha sido su año. La mayoría de las terapias recomiendan como eje central «pararse a pensar». Esta acción reflexiva se considera esencial para conectarse con uno mismo. La carta que se escribe al final del año puede ser un buen instrumento para que los niños y niñas recuerden los momentos importantes que han tenido, tanto los positivos como los negativos. Así pueden escribir sobre los amigos que han conocido, los lugares nuevos que han descubierto, sus nuevas habilidades y destrezas, etc. Del mismo modo sobre las cosas dolorosas, si han perdido a algún ser querido, un recuerdo de familiares que hace tiempo que no ven, etc.
En segundo lugar, nos da la posibilidad de conocer cuales son sus proyectos. Después de la reflexión sobre lo que han vivido es el momento de «imaginar el futuro» y escribir que cosas les apetece hacer en el nuevo año, a quien les gustaría visitar, a que actividades quieren apuntarse, que les apetece aprender, cuales serán sus compromisos, etc. Esta parte de la carta les ayudará a gestionar la incertidumbre infantil sobre el futuro. Aprenderán a marcarse metas y objetivos tanto individuales como familiares.
En tercer lugar, está el objetivo de casi todas las cartas, la petición de los juguetes. En muchas ocasiones me han solicitado consejo sobre que juguetes son mejores o peores para los hijos. A parte de recomendar juguetes no sexistas, adaptados a la edad del menor y con garantía de seguridad. Me gusta hacer la siguiente reflexión: Cuando una persona adulta recuerda los juguetes de su infancia, normalmente no se acuerda del más caro o el más grande, le vienen a la cabeza los juguetes o los juegos que compartía con las personas queridas: las cartas, el parchís, muñecos, etc. con la abuela, el hermano, la tía, la mamá, etc. siendo más importante con quien se jugaba que el valor económico del propio juguete.
Quizás la esencia de la navidad está en compartir nuestros recuerdos, compartir nuestros proyectos y compartir nuestros regalos con las personas que estimamos. ¡Feliz Navidad!