Solo como un pelotazo puede considerarse lo sucedido con la ya conocida parcela del número 3 de la calle de Barbaria de Vila, en Talamanca. Dicen quienes conocen el caso que, en su día, el solar apenas tenía valor porque, a pesar de estar junto al mar, el deslinde fijado por Costas apenas permitía el aprovechamiento de la parcela. Ahora, borrando esa línea y pintando otra en los planos, la cosa cambia. Y mucho. La parcela se vende, con el proyecto de construcción, por 4,5 millones de euros.
En este caso hay muchas cosas que llaman la atención. Pero, sobre todo, dos. La primera, que la modificación del deslinde se haya hecho solo para una parcela y no para toda la franja en la que ya hay construidas numerosas viviendas. Y la segunda, la celeridad con la que el Ayuntamiento de Ibiza emitió el informe que permitió a Costas dar luz verde a este despropósito.
En menos de un mes, en pleno verano y con la Administración paralizada por la pandemia, con los funcionarios currando desde casa, el Consistorio del socialista Rafa Ruiz hizo los papeles y los envió a la demarcación. Debió ser el único asunto urbanístico tratado en aquellos momentos.
La «ciudad amable» de la que tanto hablan el alcalde y sus concejales debe ser, visto lo visto, solo para quienes tienen mucho dinero. El resto tenemos que bregar con un día a día caótico por obras demenciales, unos precios de la vivienda inalcanzables y una administración municipal cuyos responsables pierden demasiado tiempo troleando en Twitter. Qué jodido es ser pobre en un lugar gobernado por la izquierda.