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A ver si concluyen de una vez las elecciones andaluzas y entonces...

| Ibiza |

La campaña andaluza entra en sus horas finales, dominada por cosas como a quién beneficia una foto con Obama o con una vaca, o quién sabe hacer torrijas mejor entre los candidatos/as. Ni una idea trascendente ante unas elecciones, las del domingo, que obviamente son mucho más que autonómicas. Yo diría que el ‘veintejota', el día siguiente al resultado de las urnas, va a desbloquear muchas cosas. Porque, la verdad, ya no se pueden hacer más ‘paréntesis electorales' en la crecientemente inestable política española.

Por ejemplo, ahí está, sin ir más lejos, el ‘caso Argelia', que quizá no nos estalle en la cara, aunque ha dejado incapacitado durante mucho tiempo a nuestro ministro de Exteriores para viajar a Argel: de momento se nos ha ido lejos, a la India. Y resulta que ni el ministro Albares ni su jefe han entrado a explicar a fondo las últimas ramificaciones del ‘Pegasus', más allá de lanzar a fuentes innombradas del CNI a asegurar que el contenido del teléfono ‘espiado' (¿por Marruecos?) al presidente nada tiene que ver con el cambio de rumbo de la política española respecto del Sáhara. Estoy muy de acuerdo. Pero entonces ¿alguien tendrá la bondad de explicarnos qué motivó el radical viraje? Ya digo: quizá tras el ‘veintejota'.

¿Y el encuentro entre Pedro Sánchez y el aún nuevo líder de la oposición, Núñez Feijóo? Pues eso: después del 20 de junio, con probable desbloqueo de la renovación del Consejo del Poder Judicial, que hasta vienen las comisarias europeas a susurrar que eso no aguanta más.

¿Remodelación del Gobierno? Ignoro si la hará Sánchez en julio, que es mes propicio para las remodelaciones ministeriales, porque, como todo el mundo anda pensando el largarse de vacaciones, pues se fija menos en esas cosas de la política nacional. Y a mí me parece que una crisis de gobierno es algo que se pide a gritos, y que no se hará en ningún caso, claro, antes de la ‘cumbre' de la OTAN, de la que Sánchez parece, o piensa, con su abrazo en Madrid el día 28 con Biden, que saldrá reforzado.

Pero mientras Podemos, o las ministras de Podemos, se hunde (n), Yolanza Díaz arrasa, y no son pocos los que, sigilosamente, tratan de pasarse a sus filas, aunque aún no haya banderín de enganche. Y eso significa que el PSOE no pueda seguir así, dependiente de Félix Bolaños en La Moncloa, y no de Ferraz, y con Adriana Lastra diciendo auténticas barbaridades en Andalucía, obligando a Juan Espadas a dar confusas explicaciones ante lo que dice la vicesecretaria general de su partido, amenazando con salir a la calle si los socialistas son derrotados en Andalucía el domingo. Espadas, figura estimable, no se merece eso...

Todo ello está sobre la mesa de trabajo de Pedro Sánchez, obviamente. Lo primero será, como en tantas otras ocasiones, sacar pecho ante los presumibles malos resultados electorales, negar que él tenga culpa alguna y proponer iniciativas de futuro tras unas semanas en las que el desconcierto gubernamental ha campado a sus anchas. Mientras, Nadia Calviño acusa a Putin abiertamente de ‘lo de Argelia'(¡¡!!) y Félix Bolaños, asegurando estar de acuerdo con el Sumo Pontífice, va a ver a un Papa que habla de Caperucita y el lobo (o sea, de la OTAN y de Putin) y de otras cosas chocantes.

O sea, que Francisco, cuando se pone surrealista, casi sería capaz de haber participado en el último debate electoral en Andalucía, donde ya sabemos que Juanma Moreno seguirá gobernando, pero no sabemos aún con quién. El mundo se mueve tambaleante, Francia se decanta por la izquierda-a-la-izquierda, el Papa habla de la Tercera Guerra Mundial y aquí seguimos con el dilema hamletiano, Vox o no Vox, he ahí la cuestión. Menos mal que Obama, que seguro que ni sabía que Andalucía está de elecciones, no recibió también a Macarena Olona durante su ‘bolo' (el de Obama, digo) en Málaga. Esto exige remansarse: a ver si se pasan ya las elecciones. O será el calor...

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