El exalcalde de Sant Josep está ya en plena campaña electoral y no pasa día en el que no vierta algún ataque contra el Consell d'Eivissa, por más burdo y vacío que sea (el ataque). En 2019 perdieron unas elecciones porque se sacaron de la manga una modificación del PTI que puso patas arriba la ordenación del territorio, con medidas de marcado carácter ideológico carentes de la menor fundamentación técnica o jurídica. Según adelantó Vicent Marí en Bona Nit Pitiüses, habrá una modificación del PTI que revertirá algunos de los aspectos más nocivos que impuso la izquierda, para cumplir con su promesa electoral.
‘Agustinet' se ha apresurado a salir a criticar esta modificación sin si quiera conocer su contenido. El veterano josepí anda desnortado. Por la mañana critica que se quiera poner más cemento en el suelo rústico y por la tarde solicita a los ayuntamientos y al Consell que cedan terrenos para poder edificar más promociones de VPO, porque su nueva afición es inaugurar chabolas horrendas que son una mezcla entre una prisión antigua y un edificio inacabado. Más que un premio a los afortunados, parecen un castigo del tártaro.
La enfermiza animadversión de los socialistas contra los propietarios de fincas rústicas pretende aglutinar el voto de urbanitas. Siguiendo esta línea, han convertido Vila en una ciudad inaccesible para los felizmente residentes en los pueblos e insufrible para los empresarios y vecinos se asfixian en la inoperancia y el nepotismo descarado de su (des)gobierno municipal.
El territorio volverá a ser la pieza clave de la campaña (otra vez). Está por ver si Marí sabrá movilizar a sus votantes del campo con un PTI razonable o si ‘Agustinet' llorará lo suficiente para atraer el voto de sus ecologistas de salón y diésel.