El último artículo de 2022 se centraba en la falta de capacidad de consenso a nivel insular para afrontar un problema tan grave como el del transporte público en nuestra isla y creo que vale la pena empezar este nuevo año haciendo referencia a otra situación realmente caótica y sin visos de solución a corto plazo: la vivienda.
Sin duda es el verdadero talón de Aquiles de nuestro día a día, que afecta a nuestra vida social, laboral y económica. La falta de vivienda a un precio asequible ya está incidiendo directamente en el presente de nuestra principal industria, el turismo y, consecuentemente, afecta también a nuestro futuro si no somos capaces de ponerle remedio lo antes posible.
Es este un tema que afecta de forma muy grave a las Pitiusas que, guste o no, sufrimos más que el resto de islas de Baleares la falta de viviendas a unos precios que resulten asequibles a las economías medias y bajas. Este pasado verano ya hemos visto cómo no se han podido cubrir debidamente las plantillas de muchas empresas del sector turístico y cómo ello ha repercutido negativamente en el servicio que se ha podido dar a nuestros visitantes. Lo mismo ocurre con las plantillas de funcionarios de las diferentes administraciones, entre las que cabe destacar los diversos cuerpos de seguridad pública.
Esta circunstancia ha empezado a hacer mella en las expectativas de cara a las próximas temporadas veraniegas y ello a pesar de que la cuenta de resultados de la mayoría de negocios y empresas de nuestras islas ha sido positiva. Está más que comprobado que esperar que el libre mercado acabe estabilizando el sector inmobiliario es pura entelequia. Los precios en nuestras islas ni bajan ni se contienen, sino que mantienen un alza constante que imposibilita que un trabajador con un sueldo medio o bajo pueda acceder a tener un lugar digno donde residir.
Es éste un problema que nos azota todo el año, si bien es en los meses de verano cuando más se sufre. Por ello, ya es más que urgente empezar a aprobar y aplicar medidas que permitan vislumbrar una salida a corto plazo. No es imaginable afrontar la próxima temporada estival en las mismas condiciones que se hizo en la pasada. No podemos permitirnos el lujo de que nuestros hoteles tengan las plantillas incompletas o que sigamos sin tener el número de policías y guardias civiles necesarios para afrontar los meses de verano, situaciones que vienen dadas por la falta de vivienda donde alojar dignamente a todos los trabajadores.
Y de nuevo para ello se hace necesaria la unidad de actuación. No podemos seguir planteando soluciones estériles y de nula efectividad, partiendo de los intereses particulares de cada uno de los partidos políticos. La política de unos contra otros de nada ha servido en nuestras Pitiusas ya que siempre acaban primando los intereses de instituciones autonómicas o estatales por encima de lo que realmente se necesita a nivel insular.
Es ésta una problemática que va más allá de colores políticos ya que está demostrado que la coincidencia de tendencia de las diversas instituciones, ya sean de izquierdas o de derechas, poca efectividad ha tenido hasta la fecha. Ningún partido es capaz de plantarle cara a las instancias superiores en defensa de lo que realmente necesitan los residentes en Eivissa y Formentera.
Falta mucha sensibilidad por parte de Palma y de Madrid a la hora de plantear propuestas que incidan directamente en esos problemas locales. Y eso se ve agravado por la incapacidad de nuestros representantes políticos locales, insulares, autonómicos o estatales, para incidir en las decisiones de sus propios partidos. La consecuencia de ello es que en demasiadas ocasiones desde fuera de nuestras Eivissa y Formentera se toman decisiones muy importantes que nos afectan directamente sin tener en cuenta todo aquello que realmente necesitamos.
Queda claro que hoy por hoy ninguno de los partidos de forma individual tiene la suficiente fuerza y entidad para condicionar lo que se hace en Palma o en Madrid. Prueba de ello sin ir más lejos es la falta de acuerdo en el Gobierno del Estado a la hora de aprobar de una vez por todas la tan necesaria ley de vivienda, siendo el principal punto de desacuerdo la fórmula correcta de poner coto en los abusos de los alquileres. Es decir, que lo que más necesitamos aquí no parece que sea lo más importante en Madrid.
Por lo tanto, o somos capaces de llegar a un pacto a nivel insular en materia de vivienda, aparcando si es preciso las directrices de los diferentes partidos que Palma y Madrid vienen marcando, o en caso contrario nunca seremos capaces de reclamar aquello que insularmente necesitamos.
Nunca como ahora fue tan cierta la frase de que ‘la unidad hace la fuerza'. O luchamos todos juntos por lo mismo, aparcando intereses de partido, o siempre acabarán pisándonos.