La conocidísima frase que sirve como título de este artículo es absolutamente cierta. Estas palabras forman parte de una frase algo más larga del poeta británico Alexander Pope y que empieza por: «Errar es humano…» Efectivamente, errar forma parte de la propia naturaleza del ser humano. Por lo tanto es muy habitual que ocurra. Ahora bien, lo que ya resulta más extraño de ver es a alguien que después de haber errado sea capaz de reconocerlo en primer lugar y rectificar posteriormente. Y en el campo de la política parece que rectificar resulta extremadamente complicado. Son varias las polémicas que están de actualidad últimamente y requerirían de algún tipo de rectificación.
En primer lugar, es un total despropósito y resulta muy preocupante el anuncio de un nuevo protocolo anunciado por el vicepresidente del Gobierno de Castilla y León, de Vox, referido a un nuevo proceder por parte de los servicios médicos que debería aplicarse a las mujeres que quieran o necesiten abortar. La polémica surge por resultar denigrante y ofensivo para la persona embarazada y por el hecho de que las medidas anunciadas vulneran de lleno la actual legislación del aborto. Pero, además, resulta que ante el escándalo que el anuncio ha supuesto, el presidente de la comunidad autónoma, del PP, y muy a su pesar, no ha tenido más remedio que desmentir públicamente que tales medidas propuestas y anunciadas por Vox se vayan a aplicar. Evidentemente, la propuesta es un error mayúsculo pero para nada se puede decir que sea algo inesperado. Abolir la ley del aborto forma parte del ideario de la extrema derecha en todas partes y no es más que una de tantas ideas antidemocráticas que abandera el mencionado partido. Esta y otras vergonzantes propuestas no son más que el resultado de permitir y posibilitar que la extrema derecha forme parte de cualquier equipo de gobierno.
Y, por tanto, partiendo del ejemplo citado, está claro que el PP debería rectificar y dejar de ser el pedestal en el que se apoyan las deleznables propuestas de Vox. Son varias las contradicciones de la derecha en nuestro país en lo que al aborto se refiere y no basta con que el presidente Mañueco, con mucho retraso por cierto, salga contradiciendo lo que anuncia su vicepresidente. Tampoco vale que Núñez Feijóo pretenda aparentar ser un dirigente moderado de la derecha afirmando parecerle correctos los tres supuestos en los que la ley actual permite el aborto ya que su partido hace muchos años que presentó un recurso a la ley en vigor ante el Constitucional. Por el bien de la democracia, el PP debería rectificar no solo rompiendo su actual pacto con Vox en Castilla y León, sino renunciando a la posibilidad de posibles futuros pactos con la extrema derecha en otros territorios.
En el lado contrario de la política, en la izquierda, también se ha cometido algún error que merecería una urgente rectificación. En este caso me refiero a la denominada ley del ‘solo sí es sí', cuya aplicación con su actual redacción está suponiendo un claro varapalo al objetivo que con la misma se perseguía. No es admisible bajo ningún concepto que aquello que pretendía ser un elemento que ejerciera mayor presión jurídica sobre los delincuentes sexuales acabe siendo en cierto modo una tabla de salvación para los mismos. Ya son demasiados los casos conocidos en los que por aplicación de la nueva normativa, delincuentes sentenciados y encarcelados por delitos sexuales acaban viendo cómo sus condenas y por tanto el tiempo de estancia en prisión por los delitos cometidos se reduce. Qué decir de aquellos que por lo mismo son puestos en libertad antes de lo que estaba previsto y están de nuevo en la calle. Nadie debería dudar de que el espíritu de la ley del ‘solo sí es sí' persigue la aplicación de una mayor dureza y contundencia a la hora de juzgar a este tipo de delincuentes.
Pero no creo sea lo más razonable que a la vista del negativo resultado real y palpable de la aplicación de la misma por los jueces existan todavía dudas sobre la necesidad de aprobar con la mayor urgencia la debida rectificación del citado texto legal. Aquí no valen medias tintas, ni poner por delante intereses meramente personales y particulares a la hora de analizar lo que está ocurriendo. La intención era buena, pero el resultado está siendo realmente nefasto y no existe ningún argumento que explique la falta de rectificación. Comprobado queda, por tanto, que los pactos con la extrema derecha de Vox son un peligro real para nuestra democracia. Del mismo modo también parece claro y meridiano que la aplicación de la ley del ‘solo sí es sí' de alguna manera está favoreciendo a los delincuentes sexuales y poniendo en riesgo innecesariamente a las víctimas. A la vista queda lo fácil que resulta cometer errores y lo difícil que resulta rectificar. Esperemos, por el bien colectivo, que esto último se vaya corrigiendo.