E n las últimas semanas he tenido el privilegio de conversar calmadamente con algunas de las viejas glorias de la política municipal de Formentera. Ha sido una gozada escucharles recordar las primeras elecciones democráticas de 1979, que ganó el PSOE, pero que un pacto entre la extinta Coalición Democrática (formada por Alianza Popular y Partido Democrático entre otros) y la UCD dieron la alcaldía a Antoni Calafat. También me contaron como la izquierda del PSOE y la derecha del GIF pactaron el gobierno municipal en 1991, repartiéndose la alcaldía entre Bartomeu Ferrer (Xumeu des Típic) y Antoni Serra Colomar (Toni Miquelet) sin que nadie se rasgara las vestiduras y recordando el hecho como un acto de generosidad para la gobernabilidad de la isla. Los recuerdos de un Ayuntamiento (el Consell no se formaría hasta 2007) con unos recursos ridículos y una gran dependencia de Ibiza y de Palma, son de lo más variopinto, sobre todo en una innegociable defensa del territorio, las costumbres, la lengua y las tradiciones.
La política local estaba marcada por la imaginación de sus actores y el juego limpio entre políticos de diferentes ideologías. Justo ahora que ha empezado la campaña electoral, alguno de mis ilustrados compañeros de charla, confiesan entre susurros, echar de menos un poco de aquel juego limpio. Conseguida la independencia para la isla y gestionando un presupuesto de más de 38 millones de euros, vamos a ver como se desarrolla esta campaña entre los diferentes rivales políticos y en el resto de implicados, como los medios de comunicación y las autoridades. Ojalá seamos capaces de inspirarnos en aquel juego limpio que acabó llevando a Formentera a lo que es hoy y no se imponga la defensa de intereses particulares o colectivos como argumento que todo lo justifica.