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Opinión

Vox se envalentona y Yolanda se frena

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La coincidencia de la celebración del Orgullo con la precampaña y la fragilidad de los principios de la candidata extremeña Guardiola, están haciendo al Partido Popular más daño del sospechado. Abascal se crece a cada pacto cerrado en las autonomías, y más cuando consigue colocar a uno de los suyos en el Ejecutivo de turno. Incluso empieza a afirmar, sin rubor, que no se ve de vicepresidente. Se supone que de Feijóo, claro.

Sus seguidores, lejos de menospreciar las consejerías logradas (muchas tienen como cometido la gestión del entorno rural o la cultura) consideran que tener en su mano la defensa a ultranza de la caza y el mundo taurino es poner una pica en Flandes. Si a eso se le añade que, cuando no entran en los Gobiernos, consiguen en los pactos modificar la definición de violencia machista y las condiciones de acogida de inmigrantes, creen, y razón tienen, que han impuesto su visión ideológica.

Frente a esta realidad, la ciudadanía, no porque Pedro Sánchez en su imparable comparecencia en los medios más insospechados amenace con la hecatombe (tiene la credibilidad a la altura de la líder extremeña María Guardiola), se empieza a preocupar con un retroceso en los derechos que muchos colectivos no están dispuestos a tolerar.

A la hora de votar esto puede traducirse en una mayor movilización del votante de izquierdas y de centro, asustado ante la vuelta de las banderas con el aguilucho. Pero, también podría darse que, esos mismos votantes decidiera dar su voto a Feijóo para evitar más cesiones aAbascal y no pasar por el bochorno de tener casi cincuenta años después a la extrema derecha en el Gobierno de España.

El PSOE, que ve con harta preocupación los datos de los sondeos, ha decidido «sacar» a Nadia Calviño a hacer campaña, pese a que no va en las listas, conscientes de que es su mejor imagen. Está en duda, sin embargo, que acierten con la sobre exposición de José Luis Rodríguez Zapatero. Resulta difícil olvidar la situación económica en la que dejó el país por negar la crisis de 2008 y sus patéticos esfuerzos por defender al líder venezolano, Maduro.

El silencio, cuando no los comentarios «soto voce» de la vieja guardia del PSOE, tampoco ayudan a Sánchez.Y quien se ha ido desinflando y llega a la campaña como sin fuerza es Yolanda Díaz y su plataforma SUMAR. No consigue alcanzar a VOX en algunos sondeos. Por otro lado, la sopa de siglas que tenía la encomiable función de evitar que el futuro Parlamento, sea una jaula degrillos, ha diluido formaciones con marcado carácter nacionalista. Por eso Compromís, para no perder su esencia ha pactado que «tendrán en el hemiciclo autonomía y voz propia para defender los intereses de los valencianos».

De Podemos, sin noticias, Belarra y Montero se han sumido en el mutismo y queda por ver si arrimarán el hombro en campaña o dejarán sola a Yolanda.

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