La okupación es un problema muy grave, que afecta a España, en general, y a Balears, en particular. No hay derecho a que haya personas que usurpen las viviendas de otros, por mucho que algunos intenten dar a entender que sí, bajo el argumento de que no es justo que haya ciudadanos con más de un inmueble o que se trata de grandes tenedores. La propiedad es un derecho reconocido en la Constitución, también lo es el de la vivienda, pero no lo es el de okupar inmuebles ajenos.
El vídeo en el que unos okupas muestran orgullosos en sus redes sociales la usurpación de un chalet en Menorca, me parece lamentable. ¿Cómo se puede sacar pecho de algo así? Un profesional que trabaja en la recuperación de los inmuebles para la propiedad me comentó hace unos días que «el problema es que la okupación se está normalizando». Y así lo pone de manifiesto el vídeo al que hacía mención anteriormente.
Entiendo que el acceso a la vivienda es cada vez más complicado y que le quita el sueño a muchos isleños, pero eso no justifica que se tenga que entrar por las bravas en una propiedad privada. Las propietarios que sufren la okupación de sus casas lo pasan muy mal. Así lo ha expresado en varias ocasiones en este periódico Cristina Jiménez, que alquiló su piso en Palma para poder pagar la hipoteca (se fue a vivir con su pareja) y ha pasado un auténtico calvario durante los más dos años que su casa ha estado okupada por los que inicialmente eran sus inquilinos. A los pocos meses dejaron de pagarle y pasaron a ser inquiokupas, hasta que se ha ejecutado el desahucio –al cuarto intento–. En ese tiempo, han destrozado la casa; incluso han alquilado habitaciones. Esto agrava aún más los problemas de la vivienda, ya que cada vez hay más propietarios que retiran sus pisos del mercado para evitar sufrir lo que Cristina.