Procede comenzar este artículo de opinión dominical con una felicitación al nuevo secretario general de la Federació Socialista d'Eivissa (FSE-PSOE), Vicent Roselló Ribas, y a los integrantes de la Comisión Ejecutiva que le acompaña en esta nueva etapa al frente del principal partido de la oposición en Ibiza. Sort i encerts!
La diferencia de Roselló con su antecesor en el cargo, Josep Marí Ribas Agustinet, en materia de libertad de prensa y relación con los medios de comunicación, es sustancial. Lo demuestra la entrevista concedida el pasado jueves a esta cabecera, que supone un cambio de 180 grados con respecto al veto radical, absurdo y autolítico, impuesto por Agustinet a los medios del Grupo Prensa Pitiusa.
La práctica de que un partido político imponga vete a medios de comunicación críticos o que no les son afines, representa una amenaza directa a la libertad de prensa y a la calidad de nuestra democracia. La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene una sociedad democrática. Limitar el acceso de los medios a la información y a las declaraciones de los representantes políticos, socava este principio y erosiona la confianza pública en las instituciones y en las formaciones políticas.
Vetando a ciertos medios, la FSE-PSOE demostró durante dos años y medio, que se dice pronto, una carencia democrática alarmante. En una democracia saludable, el debate y la confrontación de ideas son esenciales. Cuando un partido político decide excluir a ciertos medios, está esencialmente evitando la confrontación de sus ideas y limitando el espectro de opiniones disponibles para el público. Esta exclusión empobreció deliberadamente el debate democrático. Pero, además, y esto es lo más grave, reveló una intolerable disposición a aceptar la crítica e incluso a rebatirla cuando se les daba la oportunidad de hacerlo, que era muy frecuentemente y, en todo caso, en un programa televisivo semanal de debate como ‘Bona nit Pitiüses', donde acuden portavoces de los principales partidos. La inexplicable ausencia socialista durante tanto tiempo, debilitó al partido y restó legitimidad a su proyecto político.
¿Qué consiguió Agustinet con eso? Absolutamente nada. Fue casi un suicidio, una estrategia profundamente contraproducente. No participar en todos los foros a los que se es invitado implica perder valiosas oportunidades de transmitir tu propio mensaje y tus propuestas políticas. Los medios de comunicación, incluso aquellos críticos, son canales importantes para llegar a toda la población. Al vetarlos, el PSOE alienó a los lectores y espectadores de esos medios, renunciando a la posibilidad de influir en la opinión de estos ciudadanos a través del debate y la argumentación.
El veto socialista al Grupo Prensa Pitiusa representó una práctica antidemocrática y adversa. Para fortalecer la democracia, es esencial que los partidos políticos participen activamente en todos los foros posibles, promoviendo un debate inclusivo y constructivo, y aprovechando cada oportunidad para comunicar sus ideas y propuestas de manera efectiva.
Celebro, por tanto, que el nuevo secretario general de la FSE-PSOE, corrija esa deriva profundamente contraria a la democracia y abra una nueva etapa política en su formación.