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Nacho Cano vive en una república bananera

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Hace unos meses escribí un artículo en este mismo espacio que se titulaba ‘Lo de Nacho Cano’. Exponía lo siguiente: «A estas alturas no hace falta decir que si Nacho Cano no hubiese mostrado tan efusivamente su apoyo a Isabel Díaz Ayuso antes de las elecciones de la Comunidad de Madrid se hubiera ahorrado el mal trago de ser detenido por la Policía. Basta echar un vistazo a los pseudomedios de la izquierda (o zurdos, como diría Milei) para ver una relación directa entre su amistad con Díaz Ayuso y la actuación policial. Al final se destapan ellos solos, como siempre».
Esta semana se ha conocido que Inspección de Trabajo ha confirmado que los becarios fichados por Nacho Cano se encontraban en una situación totalmente legal después de haber sido detenidos durante horas para que denunciasen al músico, que también permaneció muchas horas en Comisaría.
Se confirma pues lo que algunos nos temíamos y que fuimos incluso criticados en las redes por decirlo. Que la detención de Nacho Cano y sus becarios fue un ajuste de cuenta que contó con la complicidad de algún comisario de la Policía Nacional, algo que por otra parte denunciaron algunos sindicatos que calificaron de excesivo el montaje contra el músico que dirige brillantemente el Teatro Pereira de Ibiza.
Nacho Cano ya sabe que vive en una república bananera donde todo el aparato del Estado es capaz de detener a un empresario y a sus empleados por cuestiones políticas, en este caso por haber apoyado abiertamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Cano ya sabe que vive en una república bananera donde incluso la Policía, de manera injustificada, detiene y presiona durante horas a personas sin un mínimo indicio razonable de culpabilidad. Nacho Cano ya sabe que vive en una república bananera donde decenas de medios de comunicación acusan y machacan a un personaje por una simple denuncia de una trabajadora sin haber hecho una comprobación a priori mientras defienden a la esposa del presidente por dirigir una cátedra universitaria sin tener título para ello.
Nacho Cano ya sabe que vive en una república bananera donde primero te detienen y luego los inspectores de Trabajo confirman que todas las acusaciones que te han hecho no tienen ningún fundamento cuando lo lógico es que hubiese sido al revés, es decir, primero inspeccionan y luego te llama la Policía. Y es tremendamente peligroso que esto ocurra en España en pleno siglo XXI y mucho más peligroso que lo impulsen los que teóricamente se erigen como los defensores únicos y absolutos de la libertad de prensa y de los derechos humanos.
Nacho Cano sabe que vive en una república bananera porque en ningún país democrático se permitiría a una ministra de Hacienda difundir en los pasillos del Congreso que un ciudadano particular sin cargo político está siendo investigado por un delito fiscal, como ocurrió con la pareja de Ayuso. En un país normal una ministra que comete tal patinazo no seguiría ni un minuto más en su cargo. En España seguirá de ministra hasta que la echen los ciudadanos.
Hace tiempo que un amigo me insiste en que España se ha convertido en un país de tercera donde no hay un equilibrio institucional para proteger la democracia. Todos los estamentos del Estado están siendo controlados por Pedro Sánchez, desde el CIS hasta el Banco de España, cuyo gobernador ahora es un exministro. Y todos los pasos para llegar hasta este punto se dan sin ningún tipo de disimulo. Sospechar incluso que se ha podido producir algún pucherazo electoral ya no es tan descabellado en las actuales circunstancias. Y lo peor es que no haya ninguna persona decente próxima a este aparato político e institucional, que los debe haber a miles, que denuncie estos desmanes donde se puede detener a una persona inocente por simple revancha política. Lamentablemente esto solo ocurre en repúblicas bananeras.

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