Cargar con la propia responsabilidad

Hoy en día vemos con cierta habitualidad que personas y colectivos se desentienden de las consecuencias de sus propios actos, cuando ellos mismos les han dado publicidad a través de sus redes sociales y se han enorgullecido públicamente de lo que hacían, No se comprende, entonces, que los activistas de Futuro Vegetal reclamen, con el respaldo de Podemos, que se despenalicen los actos de protesta que han llevado a cabo. ¿Por qué habría de hacerse algo así, tan a gusto de quienes conculcaron deliberadamente la Ley, para captar la atención de los medios y de la ciudadanía en general? El Código Penal, aunque últimamente parezca lo contrario, no se puede andar cambiando según los casos que se nos presenten. Las leyes penales deben castigar ilícitos que cualquiera puede entender que son perniciosos, como echar pintura en una propiedad privada o acceder a una zona aeroportuaria restringida para pintarrajear una avioneta privada, por mucho que se crea que lo que se hace es en pos de una causa beneficiosa para la sociedad. Las acciones disruptivas que han protagonizado, que ellos consideran de desobediencia civil, no les exime de responder por ellas ante las autoridades. Al optar por actuaciones con gran impacto en la vida de la gente o que generan daños, además, se han alejado de la simpatía pública, algo que resulta poco inteligente. Pero ellos sabían lo que hacían y ahora no vale quejarse. Los ciudadanos tienen derecho a manifestarse y protestar, eso está fuera de discusión. Pero el derecho a protestar no conlleva desentenderse del impacto generado con tal protesta. Cualquier manifestación, por justa que sea, pierde toda razón si se recurre deliberadamente a actos delictivos que a nadie benefician y a nada conducen. Fue su decisión, nadie les obligó y tenían otras opciones menos perjudiciales; pero prefirieron infringir la Ley. Pues felicidades.