A partir del 1º junio de 2025 la Ley impedirá que todo el que quiera venir a Ibiza, lo haga con su vehículo particular sin más requisito que sacarse un pasaje en el barco desde Valencia o Barcelona. Lo que se vende como la solución a todos los males, no tardará en decepcionar a los residentes en la Isla, del mismo modo que el proyecto Formentera Eco ha supuesto un completo chasco a los formenterenses, a excepción de los propietarios de negocios de rent a car y a los taxistas, al margen de a los burócratas que cobran la entrada al parque de atracciones con el coche durante junio, julio y agosto. Las carreteras siguen atestadas de coches y motos de particulares, muy por encima de su capacidad; pero ahora al menos los que van con su automóvil, pagan por ello. Algo es algo. Lo mismo que hará Ibiza, que verá sus arcas engordar gracias a la medida que con tanto entusiasmo todos los partidos van a aprobar, excepto Vox por aquello de hacer la contraria y porque lo manda su dirección nacional, cuyos jerifaltes no sabrían señalar Ibiza en el mapa. Pronto se verá que las carreteras tampoco soportan los vehículos que lleguen previo pago de la tasa correspondiente. Y no sería mala cosa que se diga en qué se va a invertir la millonada que se piensa ingresar a través de las navieras, otra barbaridad. ¿A santo de qué se puede obligar a las navieras a actuar de recaudadoras de impuestos? Conste que la idea no me parece mal, pero estoy convencido de que no solucionará nada. Y si el modelo es Formentera Eco, la catástrofe se ve venir a cámara lenta. Si el problema es la llegada de vehículos, prohíbanla enteramente. Pero si el objetivo es hacer caja con los que vienen con su vehículo, para obligarles a alquilar un coche aquí, pues díganlo claramente. Pero no lo pueden decir y no lo harán. Hasta que la CNMC diga que lo que se hace, vulnera la legislación europea. Advertidos quedan.
Opinión
No es la panacea
Joan Miquel Perpinyà | Ibiza |