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Opinión

A vueltas con la estampita...

| Ibiza |

Hace ya bastante tiempo, en un programa de televisión en el que se rendía homenaje al gran maestro del humor que era el valenciano Miguel Gila, uno de los participantes ya advertía con cara compungida que los chistes, las gracias o las referencias que hacía el gran Gila con su teléfono, su traje de bombero o en su papel de padre enfadado que llamaba para quejarse por los precios que pagaba por su hijo en el colegio, ya no serían posibles en los tiempos que corren. Aquella afirmación que en aquellos días pudo pasar desapercibida por exagerada desgraciadamente se ha convertido ya en una realidad ahora que acaba de terminar el 2024 y empezar el 2025.

El mejor ejemplo de ello se ha producido hace apenas unos días, durante el programa de las campanadas de RTVE a cargo de Lalachus y David Broncano. Un programa bajo mi punto de vista repleto de frescura, originalidad, cercanía o innovación y que fue un soplo de aire fresco con respecto a lo que estábamos acostumbrados a ver durante los últimos años, con espacios previsibles, aburridos y sosos y con la única novedad año tras año de estar pendientes del vestido de una presentadora o de si ésta mostraba más o menos carne ante la cámara. Broncano y Lalachus hicieron todo lo contrario y dieron la impresión en todo momento de estar gozando de un momento que para ellos era único e inolvidable, sin importarles qué se pudiera decir de ellos. Rellenaron los siempre complicados minutos que van desde el final de la cena a las campanadas convirtiéndose en esos dos amigos graciosos e ingeniosos que todos tenemos y que nos encantan porque lo inundan todo de buen rollo. Como si estuvieran directamente en nuestra cena, en el salón de nuestra casa o con nuestra familia, haciéndonos reír con todo y de todo, y volviéndonos a demostrar que todo fluye mejor si a la vida le ponemos sentido del humor y una sonrisa.

Desgraciadamente, todo esto ha quedado en un segundo plano cuando en apenas un minuto la humorista madrileña decidió rendir un homenaje a un conocido programa de televisión y a toda una generación de españoles mostrando su estampita de la vaquilla del Grand Prix con el cuerpo del Sagrado Corazón de Jesús. De nada sirvieron las alusiones a grandes problemas de nuestro país como la vivienda, la diversidad o la situación de nuestro campo, la reivindicación de la presentadora para que en 2025 «dejemos de opinar de cuerpos ajenos porque todos son válidos del tamaño que sea» o que se esforzaran por hablar a lo largo del programa en los distintos idiomas oficiales de nuestro país, porque al final, única y exclusivamente, todo se resume una vez más en estar conmigo o contra mí. En una situación absurda de confrontación, de revanchismo constante, de polarización, de agresividad mal entendida que, desgraciadamente, no parece tener fácil solución echando apenas un vistazo rápido a las redes sociales y sobre todo a X.

A pesar de que en ningún momento Lalachus lanzó ningún mensaje directo en contra de los cristianos, la religión católica o por supuesto el Sagrado Corazón de Jesús y solo habló de que «hemos crecido todos viendo el Grand Prix» haciendo una reivindicación de «lo importante que es la televisión, y la pública más que ninguna, porque ha hecho que todas las familias estén ahí rodeando la tele» son muchos los que han cargado directamente contra ella. Yasujiro Oficial afirmó sin tapujos y con muy mal gusto «que reírse de un gordo por ser gordo será gordofobia pero mientras esta presunta cómica sin gracia, inculta, lerda y soez le falte a los cristianos por ser cristianos yo le seguiré llamando gorda»; Mr. Jones que «te dan la oportunidad de tu vida sin tener más mérito que ser gorda y la aprovechas para demostrar que eres gilipollas ya que lo único que has hecho es darle la razón a los que criticaron que pusieran a semejante cerda para las #CampanadasRTVE» o Vayanata que «en lugar de ofender a los cristianos quizás la gorda de las campanadas debería haber recomendado a los niños una dieta saludable y ejercicio para no acabar como ella». Y para colmo, incluso, asociaciones como Hazte Oír y Abogados Cristianos han anunciado que tomarán medidas legales contra ella, Broncano, RTVE y el presidente de la corporación, José Pablo López, «por un posible delito de odio y contra los sentimientos religiosos».

Puedo entender que haya quien se haya sentido ofendido por una estampa. Quien haya visto en ese momento una broma de mal gusto y tal vez prescindible pero, sinceramente, creo que estamos en un momento en el que hemos perdido la sana costumbre de reírnos de nosotros mismos envueltos en una agresividad constante siempre pendientes del que dirán para criticarlo, para ir en contra del que no piensa igual y si podemos atacarle amparados en las redes sociales. Tiempos en los que insultar de un lado y del otro sale muy barato y en los que ponerle sentido del humor a la vida es cada vez más caro siempre pendientes de no ofender al de al lado. Tiempos, en definitiva, complicados en los que el gran Miguel Gila sería imposible porque cada vez está más sobrevalorado el sentido del humor.

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