Desde hace meses estamos conociendo detalles asombrosos sobre la trama que envolvía a exministro José Luis Ábalos, a su asesor Koldo García y al comisionista Víctor de Aldama. Cada noticia supera a la anterior en cuanto a gravedad, pero sorprendentemente apenas se producen reacciones políticas mientras los pocos medios que se atreven a publicarlas tienen que sortear todo tipo de presiones.
Es difícil encontrar en la historia de España episodios tan cutres como los protagonizados por Ábalos. A la espera de conocer más detalles, todos los hechos sabidos hasta ahora dan para una nueva entrega de Torrente. Todo es cutre, desde el papel de Koldo García en la trama hasta la contratación de una prostituta contratada por Ábalos en una empresa pública que la susodicha nunca llegó a pisar. Uno se pregunta cómo en pleno siglo XXI alguien puede acceder a un sueldo público en España y no aparecer nunca en su puesto de trabajo. No es que falle el sistema. Es que el sistema está corrompido.
La pregunta que deberíamos hacernos es si realmente nadie en el Gobierno conocía las andanzas del exministro Ábalos, sus viajes oficiales con acompañantes (también llamadas sobrinas) a 1.500 euros el desplazamiento y las contrataciones de otras amigas en empresas públicas. Falta que Paradores confirme si hubo fiesta de Ábalos con un grupo de prostitutas en Teruel, con la actual ministra Pilar Alegría supuestamente mirando hacia otro lado o no enterándose de nada, que es mucho peor.
Recordemos que Ábalos fue el encargado de defender la moción de censura contra Rajoy. El entonces número dos del PSOE apelaba a una nueva manera de hacer política desde la honestidad para impulsar un cambio de gobierno. Hoy Ábalos es un político arrinconado por la corrupción con un futuro judicial bastante negro.
Me sorprende profundamente que ante todos los hechos conocidos hasta hora sobre Ábalos y sus acompañantes no merezca ninguna reacción de aquellos partidos que se erigen como los mayores defensores de la dignidad de la mujer. ¿No tiene nada que decir Yolanda Díaz sobre la contratación de prostitutas en empresas públicas mientras ella compartía Consejo de Ministros con Ábalos? ¿Nunca preguntó Yolanda Diaz por las noticias que fueron apareciendo sobre Ábalos y que desde el Gobierno dijeron que eran simples bulos o simplemente nunca dieron una explicación? ¿No le sorprendió a la ministra la foto de su compañero que se hizo viral junto a una joven paseando en uno de los sus viajes oficiales?
Realmente cuesta entender que un escándalo de esta dimensión tenga tan poco recorrido a nivel político y que solo algunos medios sigan intentando buscar la verdad. Mientras la UCO sigue desvelando las supuestas corruptelas del exministro, la mayoría de medios de comunicación que se autocalifican de serios callan y la clase política mira hacia otro lado. En países serios como Reino Unido o Francia un escándalo de estas dimensiones hubiese provocado la caída de medio gobierno. En cambio, en España ni siquiera se exige una mínima explicación a los supuestos responsables y, por el contrario, se ataca públicamente a los pocos periodistas que intentan conocer la verdad.
Es incomprensible el silencio cómplice de aquellos que quieren tapar este episodio de corrupción que tanto daño hace a la reputación de España, pero en algún momento, cuando todo acabe, el terremoto político será de tal dimensión que las excusas ya servirán de nada.