Un atraco con pasarela de embarque

El sábado pasado, el Gobierno de Pedro Sánchez usó el BOE para notificarnos, sin previo aviso, que aumentan las tarifas en las rutas aéreas interinsulares: 113 euros para las rutas Mallorca-Ibiza y Mallorca-Menorca y 155 euros para Menorca-Ibiza. Las tarifas flexibles no podrán superar en un 30 por cien esas cantidades. Se trata de un sablazo perpetrado justo antes del puente del 1º de mayo. Con esa decisión, el ministro socialista Óscar Puente sabía perfectamente el daño que causaba y, aun así, lo ejecutó, plegándose a las exigencias de las aerolíneas. Ya se sabe que el ministro está más entretenido hostigando a la oposición, como el experto mamporrero que es, y lanzando sus memeces en el estercolero de Twitter, donde disfruta más que un gorrino en una charca, que cumpliendo con sus obligaciones. Este atraco no llega solo, sino envuelto en la desvergüenza del modelo de precios del transporte aéreo. Hablar del coste de un billete de avión como si fuera un valor fijo es una tomadura de pelo. Puedes volar a Santiago de Compostela por 14 euros ida y vuelta, pero un vuelo Ibiza-Palma no baja de 113 euros, tasas e impuestos aparte. Depende de a qué hora lo mires, con qué móvil lo busques o desde qué país accedas. Una tómbola digna de feria, no de un sistema de transporte público subvencionado con dinero de todos. Porque esa es la clave: el Estado cubre el 75% del billete, pero no controla nada. Las aerolíneas imponen precios arbitrarios y el ciudadano paga, además de con su dinero, con su impotencia. Y no olvidemos que las tasas e impuestos siguen saliendo de nuestros bolsillos, porque eso no está subvencionado. Mientras tanto, el Gobierno calla, o peor aún, tuitea. Una gestión que, en lugar de servir al ciudadano, parece diseñada para contentar a las aerolíneas y humillar al contribuyente. Ningún partido ha criticado la medida. Poco nos pasa.