El álbum ‘Highway to Hell’, publicado el 27 de julio de 1979 por la mítica banda australiana de hard rock AC/DC, contenía la canción homónima escrita por Bon Scott, vocalista principal del grupo desde 1974 a 1980, y por sus guitarristas Angus y Malcolm Young, convertida por méritos propios en uno de los temas más reconocidos del panorama musical internacional y en un auténtico himno inmortal versionado en multitud de ocasiones, como la protagonizada por Marilyn Manson en 1999, que sirvió de banda sonora para la película estadounidense Detroit Rock City, que cuenta las andanzas de cuatro adolescentes en su viaje por carretera desde Cleveland a Detroit en 1978 para ver tocar a sus ídolos, los integrantes de la banda neoyorquina de rock Kiss, y que también fue fuente de inspiración para la película Autopista al infierno, estrenada en 1992, dirigida por Ate de Jong y protagonizada por Patrick Bergin, Adam Storke y Chad Lowe.
Pero lo que tiene toda la pinta de convertirse en auténticas carreteras al infierno son las transitadas vías de Formentera durante estos complejos meses de temporada alta, porque, al parecer, la menor de las Pitiusas no va a contar con agentes de la Guardia Civil de tráfico por una mera cuestión de insuficiencia de medios o recursos. Y no es que la isla dispusiera de este servicio de forma permanente, ni mucho menos, sino que agentes de este cuerpo se desplazaban diariamente hasta ella desde Ibiza con la finalidad de controlar el intenso tráfico que inunda sus serpenteantes carreteras con motoristas y conductores sedientos de libertad, libertinaje y emociones fuertes. De hecho, todos hemos podido ser testigos directos, en más de una ocasión, de escenas rocambolescas conformadas por auténticos pelotones de motocicletas con sus ocupantes en chancletas y traje de baño portando desde sombrillas a voluminosas neveras de playa pasando por colchonetas de enormes dimensiones. Como no, también a multitud de conductores de todo pelaje con algún que otro mojito de más que creen encontrarse en un lugar exento de ley, orden y control, sueño idílico que parece que por fin se convertirá tristemente en realidad. Pero claro, que le vamos a hacer si no hay personal suficiente y el que hay no tiene el don de la ubicuidad. Resulta lógico y razonable que cualquier agente con dos dedos de frente rechace ser trasladado en comisión de servicios desde otros puntos del país a un destino en el que le va a costar más la torta que el pan, por lo que el resultado no puede ser otro, ni más ni menos, que el abandono sistemático de la población local por parte del Estado, con la consiguiente precariedad en la prestación de los más elementales servicios básicos que alcanzan ahora a hacer temer incluso por la vida e integridad física del resto de conductores y ciudadanos.
Vaya, tan solo un ejemplo más. Porque ya nos hemos acostumbrando a esta situación en sectores tan esenciales como la educación, la sanidad o la justicia, pilares básicos de nuestro estado del bienestar, a los que hay que añadir también ahora los déficits en seguridad dada la precaria situación a la que se enfrentan los integrantes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que velan por nosotros en las islas. Es conocida la crónica situación de disfuncionalidad de la oficina de Tráfico por los mismos motivos, a la que se une la de los trabajadores del Servicio Público de Empleo Estatal en Baleares, más conocido por sus siglas SEPE, donde los sindicatos alertan sobre la falta de personal y el aumento de las cargas de trabajo, lo que se ve agravado, por si faltara algo, por el mal funcionamiento de las aplicaciones informáticas de que disponen para prestar un servicio tan importante y requerido por los trabajadores en estas fechas. Al parecer, de las 251 plazas con las que cuenta el servicio, solo 133 están ocupadas. Y de éstas se calcula que unas 20 plazas irán quedando vacantes anualmente por jubilaciones y traslados hasta el punto de temer por la desaparición del propio servicio en los años venideros si no se ataja de una vez por todas el problema. De nada servirá que se Estado conceda nuevas ayudas o subsidios si nadie puede tramitar su concesión. Lo que les faltaba a los sufridos trabajadores.
Tan grave es la situación que se avecinan curvas. Hoy mismo tendrá lugar una movilización contra los efectos de la turistificación en materia de vivienda, trabajo, descanso, agua y patrimonio, a la que se une el paro de jueces y fiscales que tuvo lugar el miércoles pasado como consecuencia del ataque a su independencia y autonomía que pretende perpetrarse a través del Proyecto de Ley Orgánica de modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial y la reforma del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal. No olvidemos el paro de funcionarios públicos que tuvo lugar este viernes con la finalidad de reivindicar la tan necesaria actualización del plus de insularidad. Tampoco pierdan de vista que las calas de las islas amanecen cada día con un nuevo cadáver procedente de la ruta migratoria cuya existencia se niegan a reconocer, tantos que no hay espacio suficiente para su depósito en la funeraria externa que se ocupa del tema porque, entre otras cosas, el servicio judicial que debería ocuparse de ello tendría que estar construido y ubicado en la parte del nuevo edificio de los juzgados cuya finalización lleva pendiente más de siete años y lo que te rondaré morena. Y tampoco es que para los que llegan vivos y coleando exista un espacio suficientemente adecuado en el puerto de la Savina.
Y mientras todo esto acontece en el día a día de la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie de Ibiza y Formentera los medios de comunicación se hacen eco de las andanzas de un intermediario, de señoritas de compañía y de fiestas en paradores, de mensajes de las altas instancias muy reveladores y hasta de distintas causas judiciales por presuntos actos delictivos de esos que tienen que ver con llenarse los bolsillos con dinero del erario público, justo el que hace falta para poner remedio a todos nuestros males. Pero aquí nadie dice ni mu. Bueno sí, ha hablado la popularmente conocida como fontanera para afirmar que su búsqueda de información comprometida sobre el teniente coronel a cargo del servicio de delincuencia económica de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil no era más que un trabajo de periodismo de investigación. Vaya, que la trola podría colar si no fuera porque ese alto cargo de la benemérita es el responsable directo de investigar tramas de la máxima relevancia en el panorama político nacional.
Pues nada, ya saben todos los conductores locales y visitantes que durante este verano transiten por las angostas, pero concurridas carreteras de Formentera, que sin miedo a ser cazados y sancionados podrán cantar, como reza la letra de la mítica Highway to Hell de AC/DC, aquello de «sin señales de pare o límites de velocidad, nadie me va a frenar. Como una rueda voy girando, nadie me va a desviar». ¡Que no nos pase nada!
Qué podemos esperar de un juez decano que con TOTAL FALTA de RIGUROSIDAD dice: -al parecer, la menor de las Pitiusas no va a contar con agentes de la Guardia Civil de tráfico por una mera cuestión de insuficiencia de medios o recursos. FALSO. A día de hoy hay GC de Tráfico por las carreteras de Formentera. Solo hay q comprobarlo (puede cruzar es Freus) y/o consultar fuentes oficiales, señor juez. -las calas de las islas amanecen cada día con un nuevo cadáver procedente de la ruta migratoria. Además de FALSO, permítame que le diga que es TENDENCIOSO Y REPUGNANTE.