Ciertamente podemos decir que nos encontramos ante un escenario muy oscuro, por lo que se refiere al gravísimo problema habitacional por el que pasan nuestras Islas Pitiusas. Encontrar una vivienda digna y a un precio asequible, tanto de alquiler como de compra, resulta prácticamente imposible y desde luego, está muy lejos de las posibilidades de la gran mayoría de personas que puedan estar buscando un lugar donde vivir dignamente en nuestras islas. Esto está ocurriendo desde hace algunos años y la situación sigue empeorando, sin que quienes tienen la responsabilidad de solucionarlo, ya que son los principales responsables de que hayamos llegado a esta situación, hagan nada realmente efectivo para ello.
Ya en otras ocasiones me he referido a los constantes anuncios de supuestas actuaciones milagrosas, que para las administraciones suponen grandes avances en la búsqueda de soluciones a la grave situación de la falta de vivienda disponible. Los supuestos logros, en realidad no son más que castillos en el aire y sin una base solidad que los pueda sostener. Y lo que pretenden ser propuestas reales de cara al futuro, acaban en el más estrepitoso fracaso, por ejemplo el fastuoso programa del Govern Balear de «alquiler seguro», que en todos los meses que lleva en marcha a conseguido la fantástica cifra de dos viviendas en Eivissa y ninguna en Formentera.
La realidad es terca y se empeña en demostrarnos que no hay avances en lo que respecta a la solución rápida de la problemática y por el contrario, esta empeora año tras año. Lo que empezó a preocupar por provocar enormes dificultades a la hora de poder completar las plantillas de trabajadores que necesitan de cara a la temporada de verano el conjunto de empresas y negocios vinculados al turismo; ha acabado suponiendo también un gravísimo problema para los propios residentes de estas islas. Consecuencia de todo ello, la vivienda asequible que antes existía, ha desaparecido engullida por el monstruo de la especulación que cabalga a lomos de un caballo denominado «libre mercado», que lo único que hace es pisotear una y otra vez a los trabajadores y residentes.
Entre tanto y ante la pasividad de las administraciones, los trabajadores tienen que vivir en peligrosos e inhumanos asentamientos chabolistas ilegales, mientras que residentes de toda la vida tienen que abandonar las islas por no encontrar un lugar donde vivir dignamente. Pero como decía, en este túnel oscuro por el que transitamos, recientemente se ha conocido una noticia que resulta ser una primera luz de esperanza.
Que una cadena hotelera esté trabajando de forma real en el acondicionamiento de un importante número de plazas disponibles donde puedan alojarse dignamente sus empleados, en lugar de que tengan que mal vivir en caravanas, coches o chabolas; es realmente una noticia esperanzadora de cara al futuro más inmediato. Acondicionar algunos de sus establecimientos obsoletos y transformarlos en viviendas o residencias dignas, es una gran noticia. Es sin duda un proyecto al que deberían sumarse todas aquellas empresas que tengan la posibilidad de hacer lo mismo, ya que con ello se está invirtiendo en el propio negocio y en un correcto funcionamiento de nuestra industria turística.
Efectivamente se trata del proyecto de una empresa privada, a la que por cierto deberían estar ayudando y apoyando las diversas administraciones, en lugar de dificultar y retrasar su ejecución. Resulta realmente triste que en algún caso se lleven esperando para ejecutar determinadas reformas más de cuatro años. Este tipo de proyectos deberían gozar de absoluta prioridad por parte de las diversas instituciones políticas, buscando las formulas necesarias para colaborar en todo lo que sea preciso, siempre dentro del máximo respeto a la legalidad.
Un proyecto de esta importancia debería contar con la máxima colaboración del sector público y al mismo tiempo servir a los responsables de este último, de ejemplo a seguir con el objetivo claro de facilitar esos lugares de residencia digna a los trabajadores de las diversas administraciones que son tan necesarios durante todos los meses de la temporada estival.
Está claro que un proyecto como este es de enorme relevancia para los empleados de esta empresa privada que necesitan una vivienda durante la temporada estival, pero en nada soluciona el problema de los residentes durante todo el año en las Pitiusas, que siguen viéndose abandonados a su suerte en un mercado libre, que sigue especulando descaradamente y fijando unos precios cada vez más elevados y prohibitivos.
Y aquí es donde se hace necesaria la intervención del sector público. Hay que aparcar idearios políticos que hasta ahora han resultado totalmente estériles, coger el toro por los cuernos y aprobar medidas intervencionistas, porque para eso han sido elegidos. No para sentarse, cobrar y esperar a que el sector privado arregle lo propio y lo de los demás. Nuestros políticos gobiernan para tomar decisiones e intervenir cuando toca; están al servicio de la sociedad y del interés general, no del partido.