Estos días, mientras veía el agua arrastrar contenedores y coches por calles que hace unas semanas parecían seguras, pensé en aquella vieja máxima francesa que reza «laissez faire, laissez passer». En Ibiza, esa frase no suena a liberalismo ilustrado, sino a desidia con acento institucional. Aquí se deja hacer al temporal… y se pasa de la responsabilidad.
El mejor ejemplo de ello es la carretera del aeropuerto. Una vía que desde su apertura sufrió el problema de las inundaciones en cuanto caían cuatro gotas. Lo normal hubiera sido repararla el mismo día en el que se constató el problema. Pero no se hizo. Entonces gobernaban los socialistas con su macedonia de socios habitual. Y, claro, reparar la carretera no era una opción cuando un año antes ellos mismos se habían atrincherado en ca na Palleva a beber café caleta y dar el coñazo con L’Estaca (cuyo autor, por cierto, viene de una familia catalana de lo más facha) con el fin de impedir que se ejecutara el desdoblamiento.
Después el PP, con Bauzá al frente, recuperó el Govern y tampoco hizo nada. Desconozco el motivo pero la realidad es la que es. Lo mismo sucedió con Francina Armengol, más preocupada por otros menesteres que por solucionar los problemas de Ibiza. En ese gabinete debían pensar algo tan profundo como: «Ah, que se jodan, no haber votado al PP en el Consell».
Así nos plantamos en 2025, con un horroroso temporal que ha obligado a cerrar en varias ocasiones la carretera por las inundaciones. Y ahora, por fin, parece que alguien en Palma ha decidido que esto hay que arreglarlo de una vez. El anuncio está hecho. Ya veremos si se ejecuta o no.
Sobre el desfile de políticos aparentemente atareados intentando poner coto al agua y promocionándose en sus redes sociales mientras los ciudadanos chapoteaban en la angustia (lo de es Pratet no tiene nombre) ya hablaremos en otra ocasión.