Carlos Mazón ha hecho lo que en política cada vez se ve menos, dimitir. Lo ha hecho muy tarde y forzado por las circunstancias, pero finalmente lo ha hecho. En estos tiempos en los que vemos a un presidente del Gobierno negar la realidad, desentenderse de los tejemanejes de su entorno más próximo e incluso de sus familiares más directos, siguiendo su máxima de resistir numantinamente, Mazón ya se coloca un escalón por encima de muchos otros responsables públicos que se aferran al cargo aunque la ética y el sentido común sugieran lo contrario. En España la dimisión hace tiempo que dejó de ser un gesto de dignidad y de asunción de responsabilidad. El contraste más evidente a Mazón lo ofrece el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, que no solo no se apartó tras su procesamiento, sino que se sienta en el banquillo del Tribunal Supremo con la serenidad de quien tiene la cara recubierta de cemento armado. La imagen es demoledora: quien debería encarnar la ejemplaridad institucional comparece como acusado en un proceso penal, sin el más mínimo pudor, sin entender que su mera permanencia erosiona la credibilidad del Ministerio Fiscal. Abandonar un puesto de responsabilidad exige temple, humildad y una comprensión mínima de lo que significa representar una institución. Pero mantenerse en él a contracorriente, despreciando la crítica, ignorando el descrédito y soportando la tensión que uno mismo genera es soberbia. Y la soberbia, cuando se instala en las altas esferas del poder, no trae nada bueno. Mazón, presionado o no, ha demostrado que todavía hay un resquicio de dignidad política en este país. Otros, en cambio, siguen convencidos de que los cargos son tronos vitalicios desde los que resistir cualquier embate. No entienden que en democracia tan importante como llegar es saber irse. Y saber hacerlo a tiempo, aún más.
Saber irse
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón (2d), a su llegada a una declaración institucional, en el Palau de la Generalitat, a 3 de noviembre de 2025, en Valencia | Foto: Rober Solsona - Europa Press
Joan Miquel Perpinyà | Ibiza |
Lo ha escrito usted solo o se lo ha dictado Feijoo? Qué valor…