Los fieles seguidores de la UD Ibiza están de capa caída. Pese al cambio de entrenador, el equipo sigue sin funcionar, lo que puede ser indicativo de que la culpa no era solo de Paco Jémez. El técnico cordobés no pudo comerse los ‘panellets’ de Tots Sants, pero a este paso Miguel Álvarez tampoco se comerá los turrones en Ibiza. Al entrenador nacido en Guarromán se le está quedando cara de Juan Antonio Anquela, aquel también veterano técnico que cogió el testigo de un Javier Baraja superado por las circunstancias de dirigir en Segunda División en la temporada 2022-2023. Anquela dirigió a la UD Ibiza en cinco partidos oficiales: cuatro de liga y otro de Copa del Rey. Solo ganó –y en la prórroga– el encuentro del torneo del K.O. contra el Palencia Cristo Atlético. Un bagaje que Álvarez va camino de repetir si no es capaz de vencer este fin de semana al Atlético Sanluqueño a domicilio.
A pesar de las malas sensaciones que ofrece el equipo en cada partido que juega, lo mejor es que con dos victorias consecutivas que acumulara se situaría en la parte alta de la clasificación aspirando a ser equipo de play off. Sin embargo, la afición que acude a Can Misses –cada vez menos– tiene pocos motivos a los que agarrarse para pensar que la situación va a cambiar a corto plazo. Quizá uno de ellos sea la gran experiencia con la que cuenta Miguel Álvarez, que las ha visto de todos los colores en el fútbol. Pero hay que tener paciencia, una virtud que en los despachos de Can Misses pocas veces se ha dejado ver. Trabajar con la espada de Damocles sobre tu cabeza desde casi el primer día no debe ser plato de buen gusto para ningún entrenador y difícilmente podrá sacar lo mejor de sus jugadores con el runrún continuo en el ambiente. Dejen trabajar.