«Cuando comenzamos en diciembre de 1986 hicimos 35 roscones con una receta tradicional que yo había aprendido cuando trabajaba en una pastelería de la Gran Vía de Madrid y actualmente podemos llegar a preparar unos 3.000». Una frase del dueño y creador de La Canela, Gonzalo González, que demuestra a la perfección la pasión cada vez mayor que hay por este tradicional postre navideño en la isla.
No en vano, aunque es el día 5 cuando más trabajan en esta pastelería del número 54 de la calle Aragón de Ibiza, durante estos días previos no para de entrar y salir gente para encargar roscones de cualquier tamaño y con rellenos de nata, crema o trufa.
Además, en los cuatro hornos que hay en la parte trasera de la tienda una decena de personas trabaja intensamente para que todo salga a la perfección tal y como confirma Gonzalo. «Son días muy intensos para nosotros porque es un proceso muy largo que comienza en torno a las 5 de la mañana con los empastados en los que se da forma al roscón y con el proceso de colocar las figuritas del haba y del rey y en el que no se para ni un minuto hasta las 09.30 horas cuando se termina de cocer y se coloca manualmente toda la decoración en cada uno».
Una hora por roscón
En total se emplea en torno a una hora por cada roscón ya que se elabora con harina de gran fuerza, mantequilla, huevo, azúcar, leche, ralladura de limón y de naranja «de la casa», y agua de azahar y un vasito de ron. Sin embargo, el gran secreto «está en el cariño y el amor con el que se hacen» y en que, tal y como asegura, el dueño de La Canela, «aquí la calidad no se negocia porque el objetivo es hacerlo cada año lo mejor posible para que la gente siga confiando en nosotros como hace cada Navidad, pasándose esto de generación en generación».
En La Canela se ofrecen roscones pequeños, medianos y grandes y distintos tipos de rellenos. Según Gonzalo González cada vez son menos personas las que se llevan el que va solo y que suele mojarse en chocolate y café, y más las que apuestan por los que tienen nata, crema o trufa. De hecho, el relleno se realiza prácticamente en el momento, a petición del cliente que o bien elige uno de los que están expuestos en la tienda o lo ha encargado varios días antes ante la gran demanda que hay.
Otros que también trabajan intensamente durante estos días haciendo roscones es el horno de Can Bufí. En este caso, según explicó a Periódico de Ibiza y Formentera la responsable de sus tiendas, Lola González, pueden llegar a cocinar unos 1.200 de tipos muy diversos ya que si se hacen por encargo el relleno puede ser de nata o chocolate y si se compran en algunas de sus tiendas los hay de trufa, nata, crema o vacío. En este sentido, la propia González recalcó que se emplea una receta tradicional que ha ido pasando de generación en generación ya que ya son muchos años haciendo roscones. «Yo llevo trabajando en esta empresa más de 10 años y ya entonces era una tradición de Can Bufí, lo que pasa es que la demanda ha ido creciendo tanto que ahora mismo llegamos a prácticamente todos los lugares de la isla gracias a las 10 tiendas que tenemos», concluyó.