El mundo de la música en Ibiza no sería lo mismo de no ser por el trabajo y la dedicación de Manuel Ramón Mas (Buñol, 1938). El Ayuntamiento le entregará por ello la Medalla de Oro de la Ciudad, en un acto que se prevé emotivo donde los haya. Basta con compartir unos instantes con el galardonado para comprobar lo feliz que se siente por esta distinción.
—¿Qué sentimientos tiene en estos días previos a la concesión de la Medalla de Oro?
—Estoy muy contento, muy feliz y orgulloso de todo. Nunca esperé este reconocimiento. Me han hecho otros y ya era muy feliz con el cariño de la gente. Era muy grande lo que tenía y no esperaba esto. Se hizo lo que se hizo por mi pasión hacia el Patronato de Música y gracias a la ayuda que tuve por parte de amigos, compañeros y de los políticos, que en aquellos momentos me apoyaron mucho.
—Cuando echa la vista atrás, será todo un orgullo ver lo que se ha conseguido en Ibiza en relación a la música.
—Sí lo es, aunque hace tanto tiempo de todo que uno no se acuerda. Si me centro en el pasado y pienso en lo que había y en lo que hay, sí reconozco que he hecho muchas cosas, aunque era también mi obligación. Me propuse conseguirlo porque era mi pasión y me salió muy bien. Tuve mucha suerte.
—Haciendo un poco de historia, ¿cómo y cuándo llegó a Ibiza?
—Después de hacer unas oposiciones en Madrid, por suerte me destinaron a Ibiza y aquí empezó mi carrera profesional como músico y como militar. En la isla conocí a mi mujer gracias a Gilberto Tur y tuve la mala suerte de que quitaron la música en Ibiza en el regimiento donde yo estaba destinado y me marché a Sevilla. De allí, pasé a una agrupación militar en Zaragoza. Nos casamos Elena y yo y nos trasladamos a vivir allí. Ya en los 90, después de crearse en Ibiza el Patronato, Gilberto me insistió para que volviera a encargarme de él cuando era alcalde Enrique Fajarnés. Así empecé en Ibiza. De la nada, porque entonces había dos profesores, conseguimos que al irme hubiera más de 20 y más de 250 alumnos, un coro, una banda y una orquesta sinfónica, entre otras cosas. Así que tengo mi mérito, pero también he tenido mucha suerte y muchas ganas de trabajar. Han pasado por el Patronato muchos alumnos, músicos de la banda, y es una cultura que han recibido y que les ha ayudado también en su formación personal. Quien estudia música, cambia mucho su formación.
Es muy importante por el alma y la pasión que uno pone en esos estudios y eso en la vida te lleva a comportarte de otra manera en muchos ámbitos.
—¿Le siguen pidiendo muchos consejos?
—Yo siempre digo que lo más importante es hacer lo que a uno le gusta, pero si uno estudia música, eso le va a ayudar en su vida profesional, haga lo que haga. Muchos alumnos me han dado las gracias por haber estado con ellos y yo se las doy a ellos.
—En la isla de Ibiza, en general, se ha avanzado mucho en estas décadas en formación musical.
—Cuando empezamos con el Patronato sembramos una afición por la música. Entonces no había casi nada y surgió una afición y fue por el Patronato que se promovió todo lo que hay ahora en Ibiza, que es mucho y muy bueno.
—Se ha hablado mucho de la construcción en Vila de la Casa de la Música.
—Es necesario. Ibiza se lo merece desde hace muchos años. Espero que pronto llegue porque se comenta desde hace tiempo, aunque más vale tarde que nunca. En Ibiza se necesitan infraestructuras porque se ha quedado todo muy pequeño y, por capitalidad, Vila debería contar con un auditorio en condiciones. Se está pidiendo desde hace tiempo y se tendrá que hacer más pronto que tarde. Además, el Patronato debe contar con un espacio en el que quepan todos los alumnos y profesores porque ya no se cabe.
—¿Tiene la sensación de que los proyectos de tipo cultural o en relación a la música siempre son los últimos en ejecutarse?
—Sí, aunque creo que hay que solucionarlo y llegará un momento en el que se darán cuenta de ello porque la gente lo demanda y es algo necesario para la ciudad. En Can Ventosa pueden hacerse espectáculos, pero la verdad es que se queda todo muy pequeño y hay que pensar en el futuro.
—¿Cómo valora la gestión cultural en el municipio en estos últimos años?
—Cuando yo entré se portaron conmigo todos muy bien y la gestión fue fabulosa porque, de no existir nada, se creó todo lo que hay ahora. La verdad es que se ha hecho mucho, aunque a veces parece que hay otras cosas antes que la cultura. Los que van entrando van viendo los defectos o las necesidades que van surgiendo y hay que confiar.
—Se dice que el público de Ibiza es difícil y que le cuesta participar en las actividades culturales.
—Eso es verdad. Como dice el refrán: si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Si no va la gente a los sitios cerrados, hay que acercar la cultura a la gente. Hay muchos grupos y artistas en Ibiza y buenos, pero no creo que esto pase por el carácter isleño, sino por el estilo de vida actual. Antiguamente era muy diferente y la gente se concentraba en zonas como Vara de Rey para disfrutar de un concierto. Ahora la gente tiene más opciones para ir a muchos sitios.
—¿En quién va a pensar cuando recoja la Medalla?
—Sobre todo en el cariño de la gente, que es lo que más me emociona y me alegra. El Patronato, para mí, ha sido otra familia.