Casi una semana después de presentar en Es Polvorí una muestra dedicada a Narcís Puget Viñas por su 150 aniversario, el Ayuntamiento d'Eivissa inaugurará este viernes, a las 18 horas, la muestra ‘Luz Azul' sobre este artista ibicenco donde el público podrá contemplar dibujos realizados sobre papel, en diálogo con una selección de cerámicas de uso doméstico de los siglos XVII y XVIII halladas durante las excavaciones en el solar del antiguo Hospital Viejo de Dalt Vila. El Museu Puget albergará esta exposición hasta el 16 de junio y en marzo se podrá visitar de martes a viernes, de 10 a 16:30 horas, y sábados y domingos, de 10 a 14 horas.
«El Museu Puget está dedicado al ibicenco Narcís Puget Viñas, junto a la obra de su hijo, el acuarelista Narcís Puget Riquer (Eivissa,1916 – Barcelona,1983) y, como no podía ser menos, hemos querido sumarnos a su conmemoración con la exposición Luz Azul. El arte de dibujar, que comprende dibujos de Puget Viñas, en diálogo con una selección de cerámicas de uso doméstico de procedencia italiana y catalana de los siglos XVII y XVIII, encontradas durante las excavaciones auspiciadas por el Consell Insular d'Eivissa en el solar del antiguo Hospital Viejo de Dalt Vila en los años 1996, 1997 y 2021», ha explicado la concejala de Cultura del Ayuntamiento d'Eivissa, Carmen Domínguez.
Por su parte, la directora del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa, Elena Ruiz, ha señalado que Luz Azul propone un diálogo entre dibujos, por una parte los realizados sobre papel por Narcís Puget Viñas y por otro los realizados en las cerámicas por artesanos anónimos. «Esta fusión proporciona una idea de cómo el dibujo puede realizarse sobre distintos soportes y con diferentes técnicas para conseguir sus propósitos; en el caso de Puget Viñas, la exploración de las maneras de representación de las imágenes, y en el caso de las cerámicas, la ornamentación de sus distintas piezas», ha señalado Ruiz.
Analizando los dibujos de Puget Viñas que se podrán contemplar en la muestra, destacar que se trata mayoritariamente de apuntes del natural, en donde el artista trata de captar a mano alzada y con relativa rapidez, las posiciones y movimientos de las figuras. También hay bocetos en los que explora los encuadres y composiciones probables para pinturas posteriores llevadas a cabo al óleo sobre tela, técnica habitualmente empleada por él. La mayor parte de los dibujos están realizados a lápiz sobre pequeños trozos de papel diverso, de poco gramaje, reforzado a posteriori con cartulinas encoladas por el reverso para darles mayor resistencia y fuste. Los papeles son en su mayoría de color marfil y presentan una superficie rugosa, de grano grueso.
Asimismo, existe también un pequeño porcentaje de dibujos a carboncillo, con lápiz violeta y uno con plumilla. El pequeño formato de estos dibujos facilita el trabajo a pie de calle, lo que requiere ejecuciones ágiles y casi instantáneas, por eso algunos son simples líneas de contorno. El valor memorístico que contienen estos dibujos y la intención de resaltar la esencia de la imagen constituyen un verdadero cuaderno de campo del autor. Los temas son propios de la temática costumbrista; escenas de calle, el puerto, la fuente, los carros, el acarreo de mercancías sobre burros, las labores de pesca y de agricultura, los juegos de los niños, o el vestido tradicional de la mujer.
«Cuando explora con el lápiz las posiciones y movimientos de animales y figuras, traza las líneas maestras, las posiciones, los volúmenes y las proporciones, sin detenerse en dibujar sombras, luces o atmósferas. Sus dibujos fijan lo esencial más que las coordenadas espacio-temporales y prescinden de lo aleatorio o circunstancial. Se percibe que en su manera de dibujar, Puget Viñas otorga gran importancia a la escala entre objetos y figuras. Con frecuencia resuelve su objetivo de un solo trazo sinuoso - casi un arabesco - y otras veces es más detallista, aunque casi siempre su solvencia y pericia denota su gran experiencia y práctica en captar la visión global de lo que le importa. En los dibujos a carboncillo, de mayor formato que los dibujos a lápiz, los trazos son más gruesos y angulosos, como si su interés fuera someter las formas a vigorosos esquemas lineales», añade la directora del MACE.
Por tanto, hay en todos los dibujos del artista ibicenco una intención de exploración de armonía y proporcionalidad. En aquellos que representan localizaciones concretas de Eivissa, destacan el porche de la Iglesia de Santa Eulària, unas mujeres sentadas en un banco del paseo de Vara de Rey con su característico respaldo de hierro forjado, un rincón de plaza de Vila con la hornacina de la estatua del togado romano, los andenes de la ciudad y un dibujo curioso por lo anecdótico del tema: la ceremonia de un bautizo.
Conjunto de cerámicas
Por otra parte, la exposición recoge un conjunto de cerámicas depositado temporalmente en el Ayuntamiento de Eivissa, procedente de las excavaciones dirigidas por Joan Ramon Torres (Técnico del Consell Insular d'Eivissa) en el antiguo solar del Hospital Viejo de Dalt Vila. Entre el material encontrado destaca un conjunto de cerámicas de uso doméstico de procedencia catalana e italiana, datadas en la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII.
El conjunto de vajillas catalanas de mesa, que han sido estudiadas por las arqueólogas Rosa Gurrea, Ángeles Martín y Andrea Torres, están vidriadas y decoradas a mano siempre en tonos azules sobre fondo blanco. Las formas más comunes son los platos de diversos tamaños, pero también se han hallado fuentes, escudillas, tazas, cuencos, y otras formas. Las piezas catalanas que se exponen, frecuentemente, tienen concentrada la decoración en el disco, decorando el ala con motivos esquemáticos y en el fondo motivos figurados o vegetales realizados con trazos gruesos. Estas cerámicas fueron muy populares y existe una gran diversidad decorativa, en ellas se perciben influencias principalmente italianas, sin descartar otros estilos europeos u orientales.
Las cerámicas italianas llegan a Ibiza probablemente gracias al tráfico directo de mercancías con puertos importantes como el de Génova, o indirectamente a través de Barcelona o Palma de Mallorca. Son productos que proceden de la región de Liguria, en donde se encuentran talleres importantes como los de las ciudades de Savona, Albisola y Pisa. Las piezas se caracterizan por el uso de una doble tonalidad de azul, el esmalte base que recubre la pieza en tono claro y la composición en oscuro, técnica que recibe el nombre de blu berettino. Están decoradas con dibujos a mano alzada, habitualmente con motivos vegetales muy estilizados o representaciones figuradas. «Para Goethe, el azul era el color más cercano a la luz. La luz, siendo a la vez visible e inmaterial era descrita por San Agustín como la visibilidad de lo inefable», ha apuntado la directora del MACE.
Tras el experimento de Newton hacia 1666, el espectro cromático reconoce siete colores principales, entre los que hay dos azules. A partir del s. XVII los azules cobran gran protagonismo y desempeñan un papel simbólico ligado a los sueños, las libertades y el progreso. La procedencia de los pigmentos azules proviene de lugares lejanos, como Oriente, las Indias y África, llegan a las ciudades portuarias europeas siguiendo rutas comerciales, lo que hizo que fueran un producto muy caro, y casi prohibitivo. De hecho su uso se reguló en las ciudades de Alemania y Francia a comienzos del s. XVII y solo se libera en 1737 en Francia como medida política. Pero el ascenso y popularidad del azul rebasó cualquier intento de control y se fue extendiendo, a la vez que se conseguían nuevos tonos, como el azul de Prusia, el azul cerúleo, el azul turquesa, el azul Royal o el azul de Persia, y muchos más.
Todo eso hace que el color se convierta en un concepto cultural y que su apreciación varíe en función del momento cronológico y social. No será hasta el Renacimiento cuando el azul se emplee en la veduta, en cielos, fondos, ríos y mares, precisamente cuando los artistas se afanan en representar la distancia con el recurso de la perspectiva. A pesar de todo, los azules estaban presentes en miniaturas y códices, en joyería y orfebrería, en vidrieras, y como no, en la cerámica.
El azul, asociado conceptualmente al mar o al océano, hace referencia a la comunicación y al viaje que durante siglos fue la única vía. Las corrientes comerciales y culturales fueron posibles gracias a la navegación y el mar así mismo ha sido objeto de inspiración de artistas de todos los tiempos. «Hemos querido dar un sentido poético a esta exposición que habla de dibujo y de luz, por tanto del azul porque el dibujo tiene algo etéreo, de levedad y de sutil y fluida existencia. Dibujar es casi como volar rozando con nuestras manos la superficie de la materia, con un sentido de elevación y ascensión espiritual. Dibujar es surcar el mar. Ni el agua ni el aire son azules y sin embargo así los pensamos muchas veces y así los representamos cuando siendo niños queremos representarlos», ha concluido Ruiz.
Para finalizar, el Ayuntamiento d'Eivissa recuerda que el Museu Puget ya ha dedicado varias exposiciones temporales a la obra de ambos artistas, entre las que destacan: Punt de Fuga, Fotografías de Puget Viñas, (2008), Retratos, de Narcís Puget Viñas (2009), Albor. Obras de formación e inicios de los pintores Puget, (2010) y Fotografías de Puget Riquer coincidiendo con el aniversario de su nacimiento (2016).