Este martes, Santa Eulària celebró a lo grande el día de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros y la gente del mar. La festividad, que congregó a decenas de personas entre los que se encontraban también numerosos niños y jóvenes, comenzó a las 19:00 horas con una solemne misa en la capilla de Lourdes. Una misa amenizada por el Coro Rociero de Santa Eulària, que interpretó canciones religiosas, además de los por los sonadors de la colla de Es Broll que hicieron sonar sus castanyoles, tambors y flaüta, además de un cornet.
El párroco dedicó oraciones por todos aquellos que trabajan en el mar, en los puertos y por quienes dependen de este trabajo para su sustento.
Tras la misa comenzó la procesión con la imagen de la Virgen del Carmen, recorriendo las calles de la localidad y arrastrando a un nutrido número de fieles que acompañaron a la imagen hasta llegar al embarcadero de la Escuela Municipal de Vela de Santa Eulària. En esta comitiva, compuesta por cientos de personas, participó también la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, que también celebraba su santo y el concejal de Promoción Económica, Miguel Tur, además del senador popular, Miquel Jerez, que fue uno de los portadores de la figura.
Al llegar al puerto, la celebración continuó en el mar para llevar a cabo la ofrenda a la Virgen. La imagen embarcó en el Safari V, una embarcación facilitada por la empresa Santa Eulària Ferry al Club Náutico Santa Eulària, organizador de la procesión, que también llenó otros dos ferris con multitud de fieles.
Un buen número de embarcaciones acompañaron a la figura de la Virgen del Carmen una milla mar adentro para realizar una ofrenda floral en homenaje a las personas que han perdido la vida en esas aguas. La ofrenda se llevó a cabo en la bocana del puerto, donde los presentes entonaron la 'Salve Marinera'.
Tras la ofrenda marinera, la imagen de la Virgen del Carmen regresó a la capilla de Lourdes. Para culminar la jornada, el Club Náutico Santa Eulària ofreció a los asistentes a un ágape en la Escuela de Vela, donde las tradicionales orelletes se convirtieron en las estrellas del fin de fiesta del homenaje a la patrona de los marineros.