Unos minutos después de las diez de la mañana, ha dado comienzo el Vía Crucis viviente en Santa Eulària, uno de los actos más esperados de la Semana Santa. La bendición de las palmas y la llegada de la borriquita han marcado el inicio oficial, que ha arrancado desde la calle del Sol, frente al Mercado.
Este año, como en ediciones anteriores, la representación se ha hecho con personas, lo que ha aportado realismo. Jesús ha aparecido arrodillado entre los olivos, con las manos en alto, mientras los romanos lo buscaban. A un lado, el sacerdote leía las estaciones del Vía Crucis acompañado por el Cor Parroquial del Puig de Missa, que cantaba a su lado.
En el Vía Crucis se representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo a través de 14 estaciones, desde su entrega en el monte de los olivos hasta su entierro. La historia ha ido tomando forma paso a paso, mientras el público, en su mayoría en silencio, seguía cada escena con respeto. Algunos grababan con el móvil, otros comentaban en voz baja lo que veían. Cuando Jesús ha sido detenido y atado, la Banda de Música Esencia ha empezado a tocar, marcando el ritmo del desfile, seguido por los romanos, el sacerdote y las autoridades locales.
Bien la representación, se veía una propuesta novedosa, interesante, entretenida, pero demasiado teatral, rozando más el espectáculo y alejándose de la solemnidad y seriedad propios de una celebración religiosa de este calibre. Le doy un aprobado porque se ve que se han esforzado, pero no ha sido un esfuerzo bien logrado. Nota: 5 sobre 10.