Todavía no eran las ocho y ya había decenas de niños sentados en el suelo, muchos con mochilas, meriendas, abanicos de papel y ganas de que empezara «el payaso que viaja en el tiempo». Algunos lo esperaban tranquilos, observando a los de alrededor; otros, al contrario, no paraban quietos.
El espectáculo ‘Cachirulo y la máquina del tiempo’ fue el encargado de abrir la ‘Nit de la nostra història’, una de las propuestas familiares más destacadas de las Festes de la Terra. Marcelo Zaquiere, que da vida a Cachirulo, explicó que la función trata sobre un viaje que realiza el payaso con una máquina del tiempo que heredó de su abuelo, y que le sirve para recorrer distintas épocas en busca de valores que considera perdidos en la actualidad. Así, durante la hora que dura el espectáculo, el público viajó a la prehistoria, la época de los egipcios, la Edad Media y hasta al futuro, descubriendo valores como la gratitud, la solidaridad, el respeto, el cuidado del medio ambiente y el amor.
Cada etapa del viaje estuvo marcada por la aparición de personajes interpretados por José Boto, un humorista que acompañó a Cachirulo en escena. Desde cavernícolas y caballeros hasta un robot gigante, cada personaje fue manteniendo la atención tanto de niños como de adultos. Incluso algunos padres subieron al escenario para formar parte de la aventura.
Hubo globos, juegos y canciones con coreografía. «A los críos les encanta, pero los padres también nos lo pasamos bien», comentaba Ana, madre de dos niñas que no quitaban ojo a Cachirulo.
Sin grandes escenografías ni efectos especiales, el ritmo, la música y el humor bastaron para mantener a todos atentos y divertidos. A esa hora, ya con la luz suave del atardecer y algo de brisa, el parque tenía un ambiente familiar. «La pequeña está convencida de que la máquina funciona de verdad», contaba David, turista sevillano que pasaba por la zona con su familia y decidió quedarse «un rato».
Tras él, a las 21.30 horas, tomó el relevo el espectáculo acrobático ‘Atlantis’, completando una noche en la que los protagonistas fueron las familias. Y los aplausos, todos para ellos.