Hugo Coronado se levanta, proyecta la trompeta hacia el público y arranca con un solo que convierte el Passeig de Vara de Rey en las calles más negras de Nueva York. Suena Duke Ellington con su Harlem Air Shaft, suena la . Son los primeros compases del Festival Internacional Eivissa Jazz, un clásico que alcanza su edición número treinta y siete con la propuesta, finísima, de una de las mejores agrupaciones adolescentes que existen en España.
Guiados por la energía de Francisco Latino Blanco, los veinticuatro estudiantes venidos desde l’Horta Sud de València desgranan un repertorio que, ya en la prueba, mientras el sol se apagaba en el centro de Vila encendió con aplausos al público que iba tomando asiento y a los curiosos que se toparon con la música y decidieron quedarse a ver el bolo entero.
Un concierto en el que hubo espacio para el bolero (imperdible la versión de La puerta que cantó Nayla Ferrandis), para clasicazos orquestales como el Over the Rainbow y para atreverse, por qué no, a vestir de seda un alegato grunge como fue In Bloom de Nirvana. El arreglo de Toni Vaquer –con toda probabilidad, el jazzero mallorquín más irreverente– y el talento de los chavales valencianos hizo posible que el trío que formaron Kurt Cobain, Krist Novoselić y Dave Grohl resucitara mezclando la elegancia del viento metal con el punto descarnado de la guitarra, el bajo y la batería.
Después de ovacionar a la Jove Big Band Sedajazz (todos los miembros tuvieron sus momentos para lucirse), el público del Eivissa Jazz ya se prepara para vivir mañana (martes, 2 de septiembre) dos nuevos conciertos: Goran Levi y Miquel Àngel Rigo desembarcan desde Mallorca con sus proyectos personales. La cita volverá a ser en el Passeig Vara de Rey a partir de las 21h.