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Los compositores mallorquines suben el ‘tempo’ y visten de elegancia a la segunda noche del Eivissa Jazz

Un momento de la actuación

| Ibiza |

No es el jazz del futuro, es el jazz del presente y el público ibicenco lo tiene muy cerca. La escena mallorquina está llena de creadores que prefieren componer un repertorio propio en vez de monetizar su talento con arreglos nostálgicos. Bebiendo, no es óbice, de lo mejor de múltiples tradiciones. Los proyectos personales de Goran Levi y Miquel Àngel Rigo fueron una catarata de frescura en la segunda velada del Eivissa Jazz. El groove de la batería de Josep Servera y el contrabajo de Joan Garcias –presentes en las dos bandas; a cuarteto, Levi; en quinteto, Rigo– enchufó a los melómanos que se acercaron al Passeig Vara de Rey. Desde el primer momento quedó claro que tocarían a favor de obra.

La guitarra eléctrica de Levi paladeó los seis temas de Guide tones. Ese disco, mientras se graduaba en el Superior de Música de les Illes Balears, le sirvió de trabajo de final de carrera. Quizás por ello está lleno de agradecimientos a profesores y compañeros. A amigos. Ahora, además de un álbum que jazzea tendiendo puentes con el vals, el rock and roll o, incluso, las bandas sonoras de videojuegos (hubo un guiño a la saga Zelda, palabras mayores para los fans de Nintendo), es la base de una actuación pausada y cercana. Como las intervenciones de Levi para presentar, por bloques, los temas, o los fraseos de Pere Miquel Molina, el saxo alto que moldeó muchas de las melodías de un repertorio tan elegante –y cómodo– como una americana apta para los días de diario.

Los metales ganaron todavía más protagonismo con Moix esquiu. Así se titula el directo que Rigo –junto a cuatro fieles colaboradores– grabó hace poco más de un año en el Jazz a Mar, un festival que se celebra a principios de julio entre los llaüts amarrados en la bahía de Portocolom. Aquellos ocho temas hoy suenan vibrantes y afilados. Predomina el tempo veloce, el swing con deje mediterráneo, inevitable en una formación cien por cien nacida y educada musicalmente en la isla vecina. Una forma de entender el bebop a la balear. Como si Mallorca fuera, por un rato, la California de hace seis décadas. Los solos, al piano y al trombón, de Jaume Riera y Tomeu Garcias (el hermano mayor del batería) le dieron al conjunto la sabrosura escurridiza que debió buscar Rigo mientras transcribía los ritmos –alguno, tan saltarín que roza el ragtime– y motivos que brotaban de su cabeza. Basta ver la portada del álbum. Un gato negro fija sus ojos en un anzuelo que cuelga de un techo invisible, como diciéndole al espectador: se mira pero no se muerde.

El Festival Internacional Eivissa continuará este miércoles en el Parc Reina Sofia con otra doble actuación: la Big Band Ciutat d’Eivissa –más flamenca que nunca– y la pianista y cantante Claudia Bardagí, talento catalán que ha echado raíces en Eivissa. La entrada también será gratuita, pero los tickets para jueves, viernes y sábado pueden comprarse en www.eivissajazz.com.

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